Hoy toca comparar dos buenos Vinos Blancos de la Tierra de Cádiz elaborados por todo un maestro que representa la 4ª Generación de la Familia Collantes y que desde 1889 es la Bodega PRIMITIVO COLLANTES de Chiclana (Cádiz).
Este maestro, llamado también Primitivo Collantes (“Primi”), es realmente un tipo carismático, con claras ideas y muy afable que cuida sus vinos desde el origen; pero desde el mismo origen, origen, porque hasta las cepas son plantadas siempre directamente por su equipo y él mismo supervisa continuamente todos los trabajos desde la viña hasta la bodega. Sí, podríamos decir que Primitivo es un auténtico «Vigneron», aunque a él le gusta más definirse como «ENOFILO«.
Ambos vinos, (que comparten nombre: Socaire), son los vinos con los que Primitivo quiere hacer un homenaje a las elaboraciones tradicionales de la tierra de Cádiz, que fermentaban el mosto directamente en las Botas de roble americano de 500 litros y que, además, en ambos casos han contenido vino Fino. Ambos provienen de la variedad Palomino Fino del Pago Matalián (Chiclana), con suelos de Albariza.
Con estos vinos, (y lo dice uno que es más de tintos que de blancos), es fácil convertirse al “Socairismo”. Corriente novedosa, que he podido comprobar en la zona, que cada vez tiene más adeptos. Por algo será.
SOCAIRE Blanco de Albariza-2021: Vino Blanco Seco de primera yema fermentado en Botas, con una crianza de 24 meses en las mismas botas, sin velo flor, por lo que las botas se llenan completamente. Bonito color dorado, con aromas de flores blancas, almendra y tierra mojada. Es un vino elegante y fresco, con cierto volumen y final meloso y salino. Esta añada 2021 que acaba de salir, no sé si llegará a superar la calidad de la 2020, pero buen camino lleva.
SOCAIRE Oxidativo-2018: Vino Blanco Tranquilo, con larga crianza oxidativa de 60 meses. Tiene primero 24 meses en Bota de Fino usada, luego otros 24 meses en depósito de inoxidable y finalmente otros 12 meses más en botella. Es un vino blanco con un brillante color dorado con reflejos ocre. Es un vino complejo y con cuerpo en el que la madera no destaca ni desentona. Es mineral, con fruta blanca y de hueso, notas ahumadas y frutos secos, con marcada acidez y un buen final con cierto poso salino y buena persistencia. Un vino blanco con muy buena guarda.