‘TODO UN CLASICO QUE SIGUE ENCANDILANDO LOS PALADARES MÁS EXIGENTES’

Esta emblemática marca de La Rioja Alta S.A pronto cumplirá los 90 años (si no me equivoco, el primer Viña Ardanza es de 1942) y sigue muy vivo y renovándose sin perder una pizca de identidad, porque como dicen en la bodega: “Es un vino que no otorga concesiones, (o eres de Viña Ardanza o no lo eres), porque representa una tipología de vinos por su elaboración y comportamiento en copa que identifica no sólo a La Rioja Alta, si no por lo que ha sido conocido La Rioja en el mundo”.

Que una marca tan clásica como Viña Ardanza avance tan firme hacia sus 9 décadas de existencia continuada arrojando una imagen de modernidad y puesta constante al día no es fácil, quizá por eso muchas otras marcas no lo logran. El vino más conocido de La Rioja Alta S.A, bodega centenaria del Barrio de la Estación de Haro y todo un referente en Rioja, sigue escribiendo páginas y páginas en la historia de esta mítica bodega, con el firme convencimiento de seguir haciéndolo por mucho tiempo más.

Fotos del Archivo de la Bodega

Cierto es, según nos cuentan en la bodega, que este vino ya se elaboraba desde algunos años antes, pero fue realmente el 28 de septiembre de 1942, cuando se le concede a la bodega: “El derecho a la protección de la marca que va adherida al pie, tal como reza en el documento de registro de Viña Ardanza”. Desde entonces, este vino que nació como un ‘estilo borgoña’, (así aparecía en sus primeras etiquetas), y que sigue conservando este tipo de botella en todas sus añadas, ha ido cambiando en su composición, aunque ha mantenido la esencia de vino elegante, moderno y clásico al mismo tiempo. O como alguien lo ha definido: «Una mezcla equilibrada de potencia y finura, personalidad y clase». Esto le ha dado a la Bodega La Rioja Alta S.A no pocas satisfacciones y a los que tenemos a bien llevarlo a nuestras mesas, muchas, muchas más.

También es cierto que alguna de las mejores cosechas de Viña Ardanza no coincide con la calificación dada ese año por el Consejo Regulador, como sucedió con la ‘famosa de 1970′, que oficialmente fue calificada como ‘Muy Buena’ pero que resultó ‘Excepcional’ para Viña Ardanza, que dicho sea de paso, debe su nombre a uno de los miembros de la familia fundadora de La Rioja Alta en 1890, Don Leandro Ardanza, presidente de la compañía en los años 40 y el impulsor de esta ‘Ilustre’ marca.

Según reza en los escritos, Viña Ardanza se elaboró en la bodega de Haro, en la Estación, hasta la cosecha de 1995, cuando pasó a elaborarse en las modernas instalaciones de la bodega en la cercana localidad de Labastida, y en la que La Rioja Alta hizo grandes inversiones para mejorar la elaboración de sus vinos más selectos. En estas instalaciones, inauguradas oficialmente en el año 1996, se han ido incorporado los mejores medios con la tecnología más avanzada para mejorar no solo Viña Ardanza, sino todos los vinos que comercializa la bodega…. A su vez, comenzaron a elaborar por separado las dos variedades que componen Viña Ardanza en la actualidad: Tempranillo y Garnacha. Lo que sí ha permanecido inalterado en todo este tiempo es la crianza del vino en barricas de roble americano, una característica irrenunciable que lo dota de una marcada personalidad y le ayuda a mostrar su finura y elegancia. Otro aspecto a destacar que también se mantiene en el tiempo es que Viña Ardanza se elabora únicamente con uvas procedentes de viñedos propios y solo cuando la calidad lo merece.

Dicen los entendidos y con lo que también coinciden en la bodega que: «Desde la añada de 2001 el vino cambió su carácter hacia tonos más vivos y aromas más frescos, manteniendo, sin embargo, su peculiar toque especiado y de pimienta y esa elegancia natural que satisface tantos paladares».

En la añada del año 2008, (la del 75 en la etiqueta) con la que celebraban el 75 Aniversario, (1942 – 2017), recuerdo que fue cuando incorporaron por primera vez la Garnacha de su magnífica finca La Pedriza, aumentando la tipicidad varietal y su riqueza aromática. Desde entonces, junto a la Tempranillo que se cosecha en las fincas La Cuesta (Cenicero) y Montecillo (Fuenmayor) se incorpora esta excepcional Garnacha de La Pedriza, en el municipio de Tudelilla. Cuentan en la bodega que compraron este terreno, que estaba plantado de almendros, (algo significativo porque el almendro florece pronto en primavera y si estaba en esa finca querría decir que la helada no posaba en ella y sería perfecto para el viñedo), y comenzaron a plantar viña en el año 2000. La Garnacha de La Pedriza se había  ido elaborando en años anteriores, pero no fue hasta 2008 cuando alcanzó la calidad suficiente, estimada por los enólogos de la bodega encabezados por Julio Sáenz, para formar parte de Viña Ardanza. Son poco menos de 67 hectáreas de viñedo que Sáenz llama “nuestro pequeño Ródano” por la pobreza del suelo y la densidad de cantos rodados que abundan en su superficie.  El viñedo, situado a poco más de 500 metros de altitud, provee desde entonces entorno a un 20% del ensamblaje total de Viña Ardanza, lo que aporta al vino un marcado carácter frutal y silvestre, para seguir aumentando el prestigio y la historia de este tinto que cada año evoluciona a mejor y cuenta con más seguidores. Y como dice Sáenz: “En cada cosecha queremos hacer un Viña Ardanza un poquito mejor. Primero para estar a la altura y luego para agradecer a los vinos más viejos de la enseña el prestigio que todos ellos le han dado a la marca a lo largo de los años y también para que nuestros clientes, (entendidos y/o aficionados al vino), lo sigan disfrutando”.

En mi caso particular, este disfrute lo vengo teniendo, cosecha tras cosecha, desde la del año 1982, (que debió salir, más o menos, en 1987), y que fue realmente cuando descubrí el vino VIÑA ARDANZA y la bodega La Rioja Alta S.A dónde se elaboraba, cuya primera visita me dejó realmente impactado. Desde entonces, en los años que el vino ha salido al mercado, (algunos años no ha llegado a salir por no cumplir la calidad exigida), Viña Ardanza nos ha acompañado en todas nuestras celebraciones. Pero además, también busqué y conseguí probar añadas anteriores al 82 para ratificar algo que ya me imaginaba: ‘que desde siempre esta marca ha salido al mercado con unos vinos de calidad excepcional’. Por supuesto sus cuatro (4) ‘RESERVA SELECCIÓN ESPECIAL’ con las añadas de 1964 (esta no la pude probar nunca), y las de 1973, 2001 y 2010, (que si las pude catar).

Aunque no hablaré de todas las añadas, sí que intentaré dar unas pinceladas de alguna de ellas de las que tengo grandes recuerdos e incluso conservo, no de todas, alguna botella en mi bodega:

 

           

 

 

Como se puede apreciar hay algunas, (bastante diría yo), añadas que no he puesto en este escrito, sencillamente porque no las he podido probar, bien sea porque me ha sido imposible hacerme con alguna botella o sencillamente, porque la bodega decidió no sacar Viña Ardanza en algunos años en los que la calidad de la uva aconsejó no hacerlo.

Tampoco he hablado del Vino Blanco Viña Ardanza, que seguramente poca gente sabe, que durante algunos años también se elaboró en la bodega de Haro.

CRDKEN – JMQ

2 respuestas

    1. No lo dudes. Está ya muy bueno, aunque es bien cierto que con el tiempo va a mejorar todavía mucho más. Lo disfrutarás.

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