Descripción
“Vinos para disfrutar que representan el carácter de la tierra”
Bodegas LÓPEZ CRISTÓBAL (LC), se encuentra ubicada en un paraje excepcional, en la Estación de Roa, justamente en el Km 1,5 de la carretera BU-122. Más o menos podríamos decir que estaría concebida, entre una mezcla de ese modelo tan francés tipo ‘Chateau’ y una especie de ‘Anarquía Armonizada’ típica de muchas bodegas italianas, con unos edificios, parece que modernos, pero a la vez de corte tradicional de diferentes épocas y estilos, que conforman un espacio vistoso y agradable rodeados de viñedos, prácticamente en el corazón de la Denominación de Origen Ribera del Duero, de la que forma parte.
Haciendo un poco de historia, habría que decir que todo esto empezó en la década de 1930, cuando un santanderino llamado Santiago López se instaló en estas tierras para montar una granja ganadera, justo donde ahora está la bodega. Santiago, de familia de ganaderos del sector lácteo en Santander, viajaba mucho por Castilla para comprar “Paja de Legumbre”, más conocida como forraje para sus vacas y pudo comprobar que en esta parte de la meseta el litro de leche se vendía al doble de precio que en Santander. Así que cogió unas vacas y se vino para aquí, asentándose en Roa y justamente en esta finca del Barrio de La Estación. Ahí conoció a la que sería su esposa (hija del ferroviario de la Estación), fundando una gran familia y trabajando la ganadería y agricultura. Tuvieron varios hijos y uno de ellos, Santiago López, estudió Ingeniería Agrícola y después de trabajar en diferentes empresas, decidió regresar al pueblo para continuar con la agricultura familiar y tradicional del negocio de sus padres. Con un fuerte espíritu emprendedor, fue adquiriendo tierras hasta que en los años 80 volvió a resurgir en la zona el tema del vino (ayudado e impulsado por la Denominación de Origen recién creada).
Santiago, Lola, Galo y Francisco – (Foto de “MASCASTILLAYLEÓN”)
Entonces Santiago, animado por su ya esposa, Lola Cristóbal, (gran emprendedora que llegó a dirigir en Roa dos videoclubs y una tienda de muebles y antigüedades), comenzó a plantar viñedo en las tierras de sus padres que producían, por aquel entonces, toneladas de remolacha y también a recuperar antiguas plantaciones de viñedo de los antepasados de ambas familias. En un principio Santiago era puro viticultor y vendía las uvas a otras bodegas, hasta que en 1994 decidió, finalmente vinificar sus cosechas y tener su propia bodega, tal y como ya estaban haciendo otros viticultores en toda la Ribera del Duero. Además del propio espíritu emprendedor y soñador de Santiago y de Lola, otro aspecto importante que reforzó la decisión de tener bodega propia, fue que el primer vino que sacaron al mercado (en 1994) lo presentaron a los Premios Zarcillo y alcanzó el segundo puesto en su categoría.
Una vez superada la alegría y la sorpresa, se dieron cuenta de algo fundamental para esta bodega y fue la importancia de la materia prima que, en su caso en ese momento, estaba muy por encima de sus conocimientos vinícolas. Sin duda, como reconocen en la propia bodega, eso fue el empujón definitivo para echar todo esto adelante.
Ponerle nombre a la bodega fue mucho más sencillo y tiene una clara explicación, porque es el resultado de la unión de dos apellidos (López por parte de Santiago y Cristóbal por parte de Lola). Se puede, por tanto, decir que la bodega es también fruto del amor, que perdura en esta familia.
Seguramente el otro punto que reforzaba la decisión bodeguera de Santiago era la de, una vez creada la bodega, poder asegurar la continuidad de la familia en el proyecto. Tenían 2 hijos (Francisco y Galo) ambos ingenieros y muy acostumbrados a trabajar durante sus vacaciones para ayudar a la familia en sus negocios, especialmente en el campo. Por alguna razón, Galo López Cristóbal, Ingeniero Industrial, que según él mismo reconoce, no tenía demasiado claro si su futuro iba a estar entre viñas, bodegas y vinos, parece que la llamada del campo (igual algo también ayudó Lola), hizo buena labor en su cabeza y acordó con su padre que seguiría con el negocio bodeguero familiar que Santiago había creado. Así que en 1998, cuando el proyecto estaba todavía empezando y era casi una incógnita, Galo se hace cargo de la Gerencia de la Bodega. Desde entonces el proyecto ha crecido mucho, pero Galo siempre ha tenido los pies en el suelo y ha mantenido la estructura familiar, con funciones principales muy claras por parte de cada uno, pero donde todo el mundo ayuda y en un momento dado: “Todos hacen de todo cuando toca”.
Así comenzó a despegar este proyecto, creciendo poco a poco hasta consolidarse completamente y ser hoy en día una de las bodegas más reconocidas y premiadas de la zona y también de la Denominación de Origen Ribera del Duero. Y lo han hecho sin estridencias ni espavientos, sin romper moldes y sin perder su condición de FAMILIAR respetando normas (no sé si escritas o no) como la que siempre tuvo Santiago de “No superar el Techo de Cristal” para no perderse en volúmenes grandes de producción con el riesgo de perder el control y sobre todo la calidad.
3 Generaciones: Santiago, Iván y Galo – (Foto del Archivo de la Bodega)
La incorporación de Galo fue primordial, porque a parte del crecimiento como proyecto, ha sido capaz de imprimir un carácter muy personal a los vinos que elaboran. Galo es, como hemos dicho, el gerente de la bodega y junto con su esposa Cristina Rodero, también implicada en el proyecto, están dedicando todos sus esfuerzos en la mejora constante de sus viñedos, (ahí la ayuda de Santiago sigue siendo fundamental), en el proceso de realización de los vinos y también en darlos a conocer aplicando políticas comerciales adecuadas para conseguirlo. Cristina es la que lleva, por ejemplo, toda la labor de enoturismo y se encarga de organizar las visitas a la bodega. Galo y Cristina encarnan lo que sería la tercera generación de esta bodega, que ya tiene el relevo generacional asegurado para continuar con este proyecto, ya que su hijo Iván, (sería la cuarta generación), está actualmente estudiando Enología y realiza prácticas en la bodega, con el fin de continuar con la saga López Cristóbal, previo paso, eso sí cuando termine, por otras bodegas de diferentes zonas y/o países para completar su formación y conocer otras culturas vitivinícolas.
La bodega cuenta con unas 80 hectareas de viñedo, trabajadas con el concepto de ‘Vino de Pago’. En su mayor parte están ubicadas en Roa, en Pagos tan especiales como La Linde, (donde está la bodega) La Colorada, Manvirgo, Valera y Los Centenales, entre otros. Pero también disponen de pequeñas parcelas con viñedos viejos (alguno con cerca de 100 años) en Pedrosa de Duero, como Machín y El Carril, entre otros. La variedad mayoritaria que cultivan es la autóctona Tinta Fina (Tempranillo) y también disponen de algo de Merlot y bastante Albillo Mayor.
Todos estos viñedos están conformados sobre suelos con diversas composiciones. Prácticamente todos son calcáreos y con una gran cantidad de limos y arcillas. Por ejemplo, en los situados en la margen izquierda del río Duero, domina el suelo calizo, mientras que en los de la margen derecha, la caliza convive con la arcilla. Suelos ideales y casi únicos que proporcionan una excelente mineralidad sobre todo para los tintos, lo que hace (entre otras muchas cosas) que los vinos de Bodegas López Cristóbal cuenten con una complejidad incomparable, gran expresividad y una especial personalidad.
Decía Santiago López, nada falto de razón:
“La pasión por la viticultura se ha trasmitido en nuestra familia de generación en generación y creemos firmemente en el cuidado del viñedo como seña de identidad para la elaboración de vinos con alma”.
Clones de Albillo Mayor
Es importante destacar también el profundo interés de esta bodega por preservar la diversidad y riqueza varietal, apostando desde sus inicios por algo que últimamente se está prodigando en otras muchas bodegas. Estoy hablando de lo que se da en llamar “la diversidad clonal”. Es este un hecho remarcable ya que normalmente lo que predominaba antes era la “homogeneidad genética”. Ahora, como digo, esa diversidad se ha convertido en una de las herramientas para conocer y tratar de mitigar los efectos del (bien o mal) llamado ‘cambio climático’. En López Cristóbal esto ha tenido una especial incidencia en su viñedo de Albillo Mayor, compuesto por 14 clones diferentes y que Santiago López plantó hace varias décadas como parte de una investigación que se llevaba a cabo en la Estación Enológica de Castilla y León. El resultado es un viñedo único, que representa toda la riqueza clonal que encierra esta uva blanca en la Ribera del Duero. En un principio sabemos que esta variedad se plantaba únicamente para la elaboración de vinos claretes (hace años muy comunes en la zona) y también para suavizar el color y la intensidad del Tempranillo, pero no para vinificar por separado. Hoy en día muchas bodegas la han vuelto a recuperar para elaborar buenos vinos blancos monovarietales, como ocurre, con mucho más motivo, en López Cristóbal.
La construcción que alberga la bodega, que está semi-rodeada del viñedo del Pago La Linde, mantiene la estructura de la finca agrícola que fue en su día y a la que se sumó, en 2005, el edificio anexo de una antigua harinera construida a principios del siglo XX; una edificación típica de la arquitectura industrial de la época, levantada en piedra, ladrillo mudéjar y madera. La disposición disgregada de los diferentes edificios, (sin mucha estética, incluso con cierto desorden o falta de cohesión visual, pero sin desentonar nada), confiere al lugar un encanto especial, pudiendo definir el conjunto como una ‘mezcla ecléctica’ que aporta al entorno una belleza singular y también muy personal. Aunque Galo no lo quiera confesar abiertamente, yo sí que puedo decir que, no es de extrañar que todo ese toque personal tan bien armonizado, se transfiera igualmente a los vinos que elaboran.
Las instalaciones por dentro están impecables y perfectamente equipadas con todo tipo de medios, como la mesa de selección, despalilladora, prensa, etc. En lo que fue la antigua harinera está la sala de elaboración con depósitos de inoxidable, (no muy grandes), con camisas refrigeradas y con todo tipo de controles para las fermentaciones, los remontados, etc.
A continuación, pasamos a la Sala de Barricas, donde los vinos afinan en unas 800 barricas de roble francés y americano de diferentes capacidades (225, 300 y 500 litros), en función del tipo de vino a elaborar, así como varios fudres de roble e incluso algún Huevo de hormigón. Y lo hacen en un ambiente tranquilo y sosegado, a temperaturas y humedad siempre constantes para pasar luego, una vez embotellados, otro buen espacio de tiempo en los botelleros, antes de etiquetar y encapsular las botellas en una moderna planta embotelladora que, cuando trabaja, es la única que rompe la paz y el silencio que impera en toda la bodega con ese ‘traqueteo’ de las botellas, que saldrán al mercado justo en el momento idóneo para que los clientes disfruten del buen vino que llevan dentro.
UN VERDADERO PLACER TODO LO QUE OFRECE ESTA BODEGA….. Y LO QUE HEMOS PODIDO DISFRUTAR EN ELLA.
LOS VINOS DE LÓPEZ CRISTÓBAL:
Como ya hemos comentado, fue en 1994 cuando Santiago López consiguió llevar a cabo el sueño de crear su propia bodega en el mismo lugar donde hoy se haya ubicada, un entorno que transmite paz y armonía, para elaborar vinos excepcionales de tradición familiar. Además, la familia López Cristóbal entiende su relación con el vino como una forma de vida y constituye un claro objetivo que forma parte de la filosofía de esta casa y que ha llevado sus vinos a lo más alto, colocándolos entre los más prestigiosos de la Ribera del Duero.
Con el fin de obtener esos grandes vinos y mantener y mejorar su calidad, en López Cristóbal dedican todo el esfuerzo necesario al cuidado esmerado de los viñedos y por eso (como ya hemos dicho) los trabajan de forma natural y con el concepto de ‘Vino de Pago’. Seleccionan la uva ya desde el propio viñedo, sin dañarla ni perjudicarla lo más mínimo. Porque SÍ, también aquí saben muy bien y están completamente convencidos de que ‘EL VINO SE HACE EN LA VIÑA’.
Así, los vinos de López Cristóbal hablan el lenguaje de sus fincas, de sus terruños, y lo hacen de una manera limpia y natural, basándose en el respeto a la fruta y en una crianza que aporte longevidad y complejidad, pero de forma muy equilibrada. Son vinos que transmiten la discreción y cercanía de los López Cristóbal. Vinos creados para ser disfrutados.
Aquí, yo creo que pueden presumir de ser ‘Vignerons’, pues todo el viñedo que utilizan para elaborar sus vinos es propio y trabajado por ellos mismos. Además, en cada una de sus etiquetas se esmeran por reflejar la identidad de un único viñedo. La clave de estos vinos está en dar el máximo protagonismo al viñedo, con mimo en la viticultura y la mínima intervención posible, para conseguir unos vinos elegantes, equilibrados, con personalidad y sin ningún tipo de maquillaje.
López Cristóbal Albillo Mayor, La Linde, La Colorada, Parcela Uno, Bagús o Viracocha, son ‘Vinos Parcelarios’ que proceden de un único viñedo, marcado y diferenciado por el carácter del suelo en el que se asienta, con vinificaciones adaptadas a cada tipo de vino a obtener.
LÓPEZ CRISTÓBAL – La Linde-Roble
Variedades: Tempranillo con un 5% de Merlot.
Grado de Alcohol: 14,5% vol.
Temperatura de Servicio: Recomendamos servir entre 13 – 15ºC.
López Cristóbal La Linde es una verdadera joya de la Ribera del Duero, elaborado por Bodegas López Cristóbal con un ‘blend’ magistral de 95% Tempranillo y un toque sutil de Merlot, procedentes de viñedos de más de 25-30 años situados a 800m de altitud en la finca La Linde de Roa de Duero, con suelos limo-calcáreos. Vendimia manual en cajas de fruta que pasa por mesa de selección. Elaboración tradicional con fermentación controlada a 23ºC. Crianza durante 3 meses en barrica de roble francés de 1 a 3 envinados y posterior reposo en botella durante otros 3 meses.
Han llegado a definir este vino diciendo que: “Cada sorbo de LC-La Linde es un viaje al corazón de la Ribera del Duero”. Y es posible que sea así porque este vino encarna la esencia misma de la región y ofrece una experiencia sensorial casi única, donde la fruta se entrelaza armoniosamente con unas suaves y elegantes notas de madera noble, dejando en el retrogusto un poso elegante y frutal con ligeros toques minerales.
Sin duda, es un sabroso vino tinto roble para disfrutar en cualquier momento. Es un buen acompañante de embutidos, una tabla de quesos, una parrilla o barbacoa de carne e incluso un asado. Pero también lo es de guisos, estofados, carnes blancas, arroces camperos o pescados grasos.
LÓPEZ CRISTÓBAL – La Colorada-Crianza
Variedades: Tempranillo con un 5% de Merlot.
Grado de Alcohol: 14,5% vol.
Temperatura de Servicio: Recomendamos servir entre 13 – 16ºC.
L.C – La Colorada-Crianza, está elaborado por Bodegas López Cristóbal con un 95% de Tempranillo y un 5% de Merlot, procedente de viñedos de más de 35-40 años plantados en la finca La Colorada en Roa de Duero a 790 m de altitud sobre suelos calcáreos. Vendimia manual en cajas de fruta y posterior mesa de selección. Elaboración tradicional con fermentación alcohólica a temperatura controlada de 26-28ºC. Crianza de un mínimo de 12 meses en barricas, (80% de roble francés y 20% americano) y con un reposo y afinamiento final en botella de otros 12 meses más, antes de ser comercializado.
A la Vista: Presenta un hermoso color rojo picota con tonos violáceos y ribetes granate. Limpio y brillante.
En Nariz: Es limpio y elegante en nariz, con muchos recuerdos frutales, de frutas rojas y negras, (grosella, mora y zarzamora), además de sugerentes notas balsámicas. Vino elegante, maduro, complejo y muy rico en matices.
En Boca: Boca amplia y equilibrada. Es potente, un tanto envolvente y carnoso, con unos taninos dulces y maduros y suaves notas de madera tostada. Sabroso y persistente, untuoso y elegante en vía retronasal.
Un vino que han definido como: “La expresión máxima del arte enológico de la Ribera del Duero”. Por eso es bien seguro que, para aquellos que buscan un vino que deslumbre por su complejidad y carácter, López Cristóbal La Colorada Crianza es la elección perfecta. Además, es un vino muy gastronómico y armoniza a la perfección con todo tipo de platos de la cocina española.
LÓPEZ CRISTÓBAL – Reserva 2014
Variedades: Tempranillo con algo de Merlot.
Grado de Alcohol: 14,5% vol.
Temperatura de Servicio: Recomendamos servir entre 16 – 18ºC.
LÓPEZ CRISTÓBAL-RESERVA es una Referencia que ya no elabora la Bodega López Cristóbal (la última añada fue la de 2015), e imagino que ya no se encontrará en el mercado porque su producción tampoco fue excesiva (rondaba las 15.000 botellas), pero seguro que habrá botellas en la bodega particular de algún seguidor (era un gran vino) y estará estupendo para disfrutarlo.
Estaba elaborado con Tempranillo y una pequeña aportación (menos del 5%) de Merlot de cepas de unos 30 años en la Finca Valera, a 840 m de altitud, en suelo arcilloso-calcáreo. Vendimia manual con doble selección y elaboración tradicional con fermentación alcohólica a temperatura controlada de 27-30ºC. Maceración y maloláctica en barrica de roble francés de 500 litros y crianza posterior en barricas de roble de 1 a 3 envinados, (70% francés y 30% americano), durante un mínimo de 16 meses. Reposo final en botella de otros 24-26 meses más para terminar de afinarse, antes de su comercialización.
Es un vino que necesita airearse un poco antes de tomarlo, por lo que aconsejamos abrir la botella al menos con 1 hora de antelación. También precisa algo más de temperatura para sacar lo mejor de él por su complejidad de matices y para evitar asperezas excesivas de los taninos si estuviera demasiado frío.
Presenta un hermoso color rubí con ribete cardenalicio. Al acercar la copa aparece como una explosión de aromas, un baile perfecto protagonizado por cerezas y arándanos que van dejando paso a la elegancia de pimientas, tostados, toques balsámicos y notas de sotobosque. Intenso, equilibrado, elegante y muy profundo en boca, a la vez que carnoso, envolvente, y sedoso. Taninos dulces y potentes perfectamente integrados. Final eterno y persistente, que deja en el retrogusto un poso seductor, frutal y elegantemente especiado, con un ligero toque mineral del terruño.
Un vino, que todavía hoy a pesar del paso del tiempo, es capaz seducir los paladares más exigentes y como dice un buen amigo mío cada vez que prueba este vino: “Por favor, que se pare el tiempo…. y déjame disfrutar el momento”.
LÓPEZ CRISTÓBAL – PARCELA UNO
Variedades: Tempranillo.
Grado de Alcohol: 14,5% vol.
Temperatura de Servicio: Recomendamos servir entre 13 – 16ºC.
LOPEZ CRISTOBAL-PARCELA UNO está elaborado por Bodegas López Cristóbal y es un homenaje a ese primer viñedo que plantaron Galo y su padre Santiago, tras la fundación de la D.O. Ribera del Duero, con la variedad Tempranillo, (viñedo, por tanto, de más de 40 años), plantado sobre suelos de grava y fondo calizo, a una altitud de 810 metros en Roa. Vendimia manual con doble selección, en campo y bodega. Vinificación tradicional a temperatura controlada de 28-30ºC. Crianza durante 16 meses en barricas usadas de roble francés (70%) y americano (30%) y con un reposo y afinamiento posterior en botella durante otros 24 meses más, antes de salir al mercado.
A la Vista: Presenta un bonito e intenso color cereza oscuro, con ribetes morados. Capa media-alta. Limpio y brillante.
En Nariz: Nariz compleja, con destacadas notas de fruta negra (arándanos, mora, ciruela negra) y toques especiados y balsámicos.
En Boca: En boca es un vino fresco, amplio, carnoso y concentrado, con unos taninos agradables pero potentes. Buena acidez sin perder equilibrio y con un final largo y persistente.
Un vino tinto mimado por su carga simbólica que ofrece una gran complejidad y profundidad de matices. Por todo ello, es un vino ideal para acompañar asados, carne roja, platos de caza, guisos y platos de legumbres contundentes, embutidos y quesos curados.
LÓPEZ CRISTÓBAL – Selección 2012
Variedades: Tempranillo 100%.
Grado de Alcohol: 14,5% vol.
Temperatura de Servicio: Recomendamos servir entre 15 – 17ºC
L.C-SELECCIÓN es otra referencia que ya no se elabora, (la última añada fue esta de 2012). Era, en aquella época, uno de los vinos emblemáticos de Bodegas López Cristóbal. Elaborado con una selección de las mejores Tempranillo de cepas de más de 75-80 años del Pago Durón, situado a más de 800m de altitud, sobre suelos de arcilla y cal. Esta selección de parcela le confiere un carácter distintivo como Vino Parcelario. Vendimia manual en pequeñas cajas de fruta, con una selección de racimos en viña y uva en mesa. Fermentación alcohólica en depósitos a temperatura controlada 27-29ºC. Posteriormente, el vino pasa a barricas de roble de 500 litros donde realiza la maloláctica. Crianza de 15 meses en barricas nuevas de roble francés y reposo final en botella durante otros 16-18 meses donde se afina, antes de salir al mercado.
A la Vista: Presenta un intenso color rojo picota, con ribetes violáceos. Limpio y muy brillante.
En Nariz: Nariz compleja y elegante, con intensos aromas a fruta negra madura (arándanos, grosellas, moras), con notas especiadas y tostados que provienen de su crianza en madera y un suave toque balsámico.
En Boca: En boca es un vino fresco, amplio, con un ataque cálido y unos taninos maduros de grano fino bien integrados. Es armónico y equilibrado, con un sabor que confirma las notas frutales y especiadas percibidas en nariz. Y con un final largo y persistente que deja un poso agradable.
Este vino es todo un culto a la tradición y a la tierra, que sin lugar a dudas, tiene muy buen potencial de guarda y resulta ideal para acompañar asados, carnes rojas y carnes de caza. También con guisos, embutidos y quesos curados.
LÓPEZ CRISTÓBAL – BAGÚS
Variedades: Tempranillo.
Grado de Alcohol: 14,5% vol.
Temperatura de Servicio: Recomendamos servir entre 15 – 17ºC.
BAGÚS (que en indonesio viene a significar BUENO), es la culminación del compromiso de Bodegas López Cristóbal con la calidad y la excelencia. Está elaborado con uvas de un pago de cepas viejas de más de 90 años, (Pago de Manvirgo) y es un tributo a la historia y la tradición vinícola de esta bodega y de toda la región. Viñedo situado a una altitud de 850 metros con suelos calcáreos. Vendimia manual en cajas de fruta y selección en mesa. Vinificación tradicional con fermentación alcohólica controlada a temperatura de 26-28ºC. Crianza de 14 meses en barricas nuevas de roble francés y americano, con un reposo posterior en botella de otros 18 meses más, antes de salir al mercado.
A la Vista: Presenta un hermoso color rojo picota con ribetes violáceos. Capa media-alta. Limpio y brillante.
En Nariz: En nariz muestra aromas de fruta madura, con unos suaves tostados, notas especiadas y chocolate.
En Boca: En boca es sabroso, equilibrado y concentrado. La presencia de la madera no oculta la buena madurez de la fruta. Suaves taninos bien integrados. Final largo y persistente.
Bagús adquiere una complejidad y profundidad que lo sitúan entre los grandes vinos de la Ribera del Duero. Quizá por eso alguien dijo de este vino que: “Cada sorbo de Bagús es una experiencia que eleva el alma y el paladar”. Es un vino elegante que armoniza perfectamente con carnes rojas, caza, asados, ibéricos y quesos curados.
LÓPEZ CRISTÓBAL – VIRACOCHA
Variedades: Tempranillo.
Grado de Alcohol: 14,5% vol.
Temperatura de Servicio: Recomendamos servir entre 15 – 17ºC.
LÓPEZ CRISTÓBAL-VIRACOCHA es un vino tinto ‘especial’ de producción limitada, elaborado por Bodegas López Cristóbal con la variedad Tempranillo procedente de cepas viejas (más de 80-90 años) en vaso, situadas en el Pago de Machín en Pedrosa de Duero a una altitud de 840 metros, plantadas en suelo franco-calcáreo con fondo de arcilla. Vendimia manual con selección de racimos en viña, traslado en cajas de fruta a bodega y selección y despalillado manual. Fermentación abierta con uvas enteras sin estrujar. Maceración suave, sin sobre extracción y pisado tradicional. Cuenta con una larga crianza en solo dos barricas de roble francés de 500 litros que aportan complejidad y muy buena capacidad de guarda.
A la Vista: Presenta un hermoso y profundo color picota con ribetes rubí. Limpio y profundo.
En Nariz: En nariz muestra cierta complejidad con buena presencia de aromas de fruta madura, suaves tostados y toques de especias dulces.
En Boca: En boca es fresco y sedoso, equilibrado pleno y envolvente, con taninos dulces y redondos perfectamente integrados y con un final muy largo, elegante y persistente.
Estamos, seguramente, ante el vino tope de gama de la bodega López Cristóbal, (un gran vino que solo he tenido ocasión de catar una vez). Un vino para esos momentos especiales que se disfrutan brindando en buena compañía y que se han de recordar por mucho tiempo.
LÓPEZ CRISTÓBAL – ROSÉ
Variedades: 60% Tempranillo y 40% Albillo Mayor
Grado de Alcohol: 14% vol.
Temperatura de Servicio: Recomendamos servir entre 9 – 12ºC.
LÓPEZ CRISTÓBAL-ROSÉ es un vino rosado elaborado por Bodegas López Cristóbal con las variedades Tempranillo y Albillo Mayor, procedentes de viñedos situados en la finca Virgen de la Vega, plantados hace más de 25-30 años a una altitud de 780 metros, en suelos de grava con fondo calcáreo. Vendimia manual en cajas de fruta. Tiene la elaboración tradicional de los antiguos claretes, mezcla sin maceración de las variedades y fermentación alcohólica a una temperatura de 18ºC. El 50% del vino pasa unos 2-3 meses en barricas de roble francés de 500 litros y una vez realizada la mezcla, tiene un reposo final en botella unos 5 meses para afinar antes de comercializarse.
A la Vista: Presenta un bonito color salmón claro con bordes rosados. Limpio y brillante.
En Nariz: Nariz limpia y muy fresca, con destacados aromas de fruta roja (fresa, frambuesa, grosella) y notas florales de flores silvestres.
En Boca: En boca es un vino fresco, delicado y elegante, que muestra un punto vibrante auspiciado por su acidez y buen equilibrio. Es suave y bastante largo y deja al final notas de fruta limpia con recuerdos florales.
Se trata de un vino clarete, (con una producción que no suele superar las 3.300 botellas/añada), que armoniza a la perfección con entrantes, carnes blancas, pescados, mariscos a la plancha, así como con arroces, verduras y quesos.
LÓPEZ CRISTÓBAL – Albillo
Variedades: Albillo Mayor.
Grado de Alcohol: 13% vol.
Temperatura de Servicio: Recomendamos servir entre 8 – 11ºC.
LÓPEZ CRISTÓBAL-ALBILLO es un vino blanco elaborado por Bodegas López Cristóbal con la variedad autóctona Albillo Mayor, procedente de viñedos propios de más de 30-35 años situados a 770 metros de altitud en la finca La Linde, con suelos calcáreo-limosos. Vendimia manual en cajas de fruta con selección en mesa. Fermentación alcohólica en barricas y crianza posterior de 3 meses, con sus lías finas, en barricas nuevas de roble francés. Una vez embotellado permanece otros 3 meses más afinándose en la botella antes de salir al mercado.
A la Vista: Presenta un hermoso color amarillo paja, tirando a dorado y con un dorado más intenso en los bordes. Limpio y brillante.
En Nariz: Nariz muy fresca y elegante, floral y frutal (frutas de hueso), con unos suaves toques tostados que producen una gran armonía al conjunto.
En Boca: Entrada fresca en boca, con volumen y bastante cremoso por la crianza sobre lías. Final largo y persistente con un post gusto elegante y con algún recuerdo de frutos secos.
Es un elegante vino blanco ideal para acompañar con entrantes, mariscos y pescados, arroces, calderetas y zarzuelas de pescado, quesos, foie y patés. También con carnes blancas y verduras. Y por supuesto con los postres.
NUESTRO COMENTARIO FINAL COMO RESUMEN:
Podemos decir que Bodegas López Cristóbal es un faro que brilla con luz propia en este extenso mar de viñedos de la Ribera del Duero. Por su riqueza enológica y su arraigada tradición vitivinícola conjuga como nadie ‘Tradición y Modernidad’, porque ha cimentado su reputación a lo largo del tiempo como un sinónimo de calidad y autenticidad en el mundo del vino y las bodegas. Con una dedicación inquebrantable a los métodos tradicionales de elaboración y un profundo respeto por el terruño, esta bodega ha conquistado los paladares más exigentes con unas creaciones excepcionales que siempre sorprenden.
Además, López Cristóbal también pertenece a la ‘Ruta del Vino de Ribera del Duero’ y por eso están encantados de recibir visitas para que todo el mundo vea y aprecie lo que realmente se hace aquí, tanto en la viña, con un trabajo cuidadoso, muy estudiado y completamente sostenible, como en bodega donde la modernidad de sus medios, no tapan lo tradicional de sus magníficas elaboraciones.
Todo el que pase por aquí va a poder disfrutar de una experiencia única entre los viñedos y luego conocer de primera mano y con gente experta todo el proceso de elaboración del vino, dentro de un entorno único y natural. Para luego terminar con una excelente cata de algunos de sus vinos, poniendo un broche de oro a una maravillosa visita.
Las visitas a la bodega las organizan con antelación y tienen un calendario (ver su página web) con las fechas disponibles, (que prácticamente son todos los días, creo que excepto los domingos). Para ello lo mejor es contactar antes con la bodega y seguir las instrucciones marcadas, así que dejo aquí los datos de contacto para que resulte más fácil poder contactar directamente con ellos en cualquier momento:
Página Web: https://www.lopezcristobal.com
Email: info@lopezcristobal.com
Dirección: Km 1,5 de la Ctra. BU-122, en Roa de Duero – 09300 (Burgos).
Teléfonos: 947 561 139 / y el móvil de Cristina: 677 572 334 (para Visitas).
CRDKEN – JMQ
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