Bodegas JUAN GIL (Jumilla, Murcia)

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Descripción

“Hacer un buen trabajo y llevar con orgullo el nombre de su marca”

Bodegas Juan Gil es una bonita bodega que está situada en el Valle de La Aragona, a unos 10 Km de Jumilla por la carretera de Fuenteálamo. La bodega se encuentra en una finca de la Familia Gil Vera y está rodeada de viñedos, viejas viñas de Monastrell, cultivadas en vaso con orientación nordeste, y otras de Cabernet Sauvignon, plantadas en suaves colinas que miran al norte.

Creo que no descubro nada nuevo si digo que esta bodega, (junto a algunas otras), supuso un gran salto para los vinos de Jumilla, pasando de ser una zona conocida por sus vinos a granel a vinos embotellados de gran calidad. O como nos comentan en la bodega:

“En la actualidad nuestros vinos viajan por todo el mundo. Son vinos armónicos con un buen equilibrio entre sus componentes que los hacen muy fáciles de tomar. La altitud de los viñedos aporta un punto de frescura que contrarresta cierta calidez mediterránea, tienen un ligero toque mineral y en todos se procura conservar el carácter varietal, muy peculiar, de la Monastrell de esta comarca”.

Fotos del Archivo de la Bodega.

Con más de un siglo de historia a sus espaldas, los orígenes de esta bodega están estrechamente ligados a la región de Jumilla, Murcia. Juan Gil Giménez, fundador de la dinastía, hizo su primera vendimia en los campos de Jumilla en el año 1916. Su hijo, Juan Gil Guerrero, primero, y después su nieto Juan Gil González, padre de los ahora propietarios de la empresa familiar, la continuaron; pero el hombre murió de forma prematura a los 59 años sin ver concluido su proyecto y aquí es donde entra en acción la figura de Rosario Vera, matriarca de la familia, quien (en palabras de sus hijos), sin su figura las bodegas hoy no existirían. Ellos después, mejoraron y consolidaron la bodega, aplicando los conocimientos tradicionales del oficio transmitidos de padres a hijos. Actualmente son ellos, que empujados por dos de los hermanos, Miguel y Ángel Gil Vera, conjugan perfectamente toda esa tradición heredada con la revolución técnica, porque no se puede ocultar que desde la construcción de la nueva bodega, muchas cosas han cambiado, (y seguramente para bien).

Foto del Archivo de la Bodega: Familia Gil, de la que forman parte los 9 hermanos, que se juntaron para retomar el negocio de su padre, abuelo y bisabuelo.

La historia de Miguel Gil Vera, igual no es demasiado conocida y creo que podríamos definir al personaje como un ‘tipo inquieto’ que de niño soñaba con diseñar y construir aviones. El niño creció y se formó como ingeniero aeronáutico para irse a Sevilla, a una de las pocas empresas del sector en España y durante un tiempo desarrolló su trabajo en C.A.S.A , actual Airbus, donde llegó a ser directivo. Por su parte, Ángel Gil Vera es licenciado en ciencias empresariales por la Universidad de Murcia. Iba para auditor o censor de cuentas, (quien sabe), cuando al igual que su hermano Miguel, el sueño familiar del vino les enganchó y en los años 90 retornaron a Jumilla donde trabajaron en García Carrión, (Ángel como como director de compras y Miguel como director técnico), y luego en Finca Luzón donde, parece ser que la familia tenía intereses y participaciones. Sin embargo, es a partir del año 2002 cuando apuestan por impulsar el serio proyecto empresarial que es hoy en día Bodegas Juan Gil. Éste es el germen que devengará en el grupo bodeguero “Gil Family Estates” el cual aúna un grupo de bodegas de distintas Denominaciones de Origen a lo largo y ancho de España.

Según me han comentado, juntaron unos 500.000 euros de capital entre los nueve hermanos de la familia (aunque solamente Miguel y Ángel viven de la bodega) y se lanzaron a la aventura. Recuperaron viñedos del abuelo, compraron más viñas, contrataron a un enólogo y cogieron la maleta para empezar a vender su primera cosecha, de apenas 20.000 botellas y criada con barricas de roble en un garaje, (no sé si propio o prestado). Hoy la cosa ha cambiado, igual comercializan, entre todas las bodegas del grupo, cerca de 9-10 millones de botellas en más 50 países, facturan unos 50 millones de euros y dan empleo fijo a unas 300 personas, más otras tantas en temporada de vendimia.

Han expandido su negocio, sus viñedos y elaboraciones en una docena de Denominaciones de Origen de España. Un gran logro, sin duda, lo que estos soñadores han conseguido en tan poco tiempo.

Pero todo esto no surge por ‘generación espontánea’ y solo se puede conseguir con mucho trabajo y también invirtiendo en medios, tanto humanos (rodeándose de un buen equipo de gente), como materiales. Sin ninguna duda, la nueva forma de hacer vino impulsada por la Familia necesita de la tecnología: un riguroso control del viñedo, control de la temperatura de vinificación en todo momento, modernos depósitos de acero inoxidable y excelentes condiciones higiénicas en cada paso del proceso, aseguran en todo momento los niveles de calidad del producto. Pero sobre todo (y en Juan Gil lo tienen muy claro), el vino no sólo se hace en la bodega, lo primero y más importante está en la viña. Por eso, la situación de la bodega junto a parte del viñedo permite el seguimiento exhaustivo de la evolución de la uva, condición necesaria para la obtención de un gran vino. Nuevos tiempos, nuevos vinos, mezcla de viejas viñas y nuevas técnicas, es lo que prima en esta bodega jumillana y en todas las demás que conforman el Grupo Gil Family Estates.

Sin olvidar sus raíces campesinas, fue a principios del siglo XXI cuando esta nueva generación de la familia renovó por completo las instalaciones de la bodega e invirtió en la tecnología enológica más avanzada, gracias a lo cual pudo elaborar vinos de mayor calidad e iniciar su expansión internacional. De aquella pequeña y urbana bodega inicial que Juan Gil tenía en el interior del casco urbano de Jumilla, ha pasado a tener unas amplias y modernas instalaciones ubicadas en la finca vitícola de la familia, en el paraje conocido como “La Aragona”, en el término De Arriba a unos diez kilómetros al noroeste de la ciudad de Jumilla.

Inspirados por una filosofía de respeto al terruño, los vinos de Viñas Familia Gil se elaboran mayoritariamente con las variedades autóctonas más representativas de cada región, complementadas, por lo general, con variedades internacionales. Huelga decir que en el caso de esta bodega de Jumilla, la variedad reina es la uva tinta Monastrell. Como bien dicen en la bodega:

“En Bodegas Juan Gil nuestra filosofía y método de trabajo, basados en el compromiso con la calidad y la fidelidad a los consumidores, conviven tradición y modernidad, y la aplicación de la más moderna tecnología sobre procedimientos tradicionales de elaboración está dando resultados sorprendentes, obteniendo vinos en los que prevalece el carácter frutal y son señas de identidad en ellos las características típicas de la variedad Monastrell”.

La bodega cuenta con más de 350 hectáreas de viñedo, (de las que unas 100 Ha rodean la bodega), situado entre los 700 y 850 metros de altitud, sobre un suelo arenoso y calizo, pedregoso en la superficie y muy pobre en nutrientes, con una gran capacidad de retención de la poca agua que recibe. Aunque parezca mentira, este es el reino de la Monastrell, variedad propia de la región, presente de forma exclusiva o en un porcentaje muy alto en todos los vinos de esta bodega. Junto a las cepas viejas, de más de cuarenta años, y otras más jóvenes de la variedad Monastrell, crecen también otras como la Syrah, la Cabernet Sauvignon, la Merlot y la Petit Verdot, que se adaptan bastante bien a las condiciones de este duro terreno y aportan matices intensos de especias y fruta a los vinos que, con gran acierto, elaboran.

Como hemos dicho, la bodega se ubica en el centro geográfico de la finca, en las laderas del norte del monte llamado ‘Monte de Cerezo’, que también pertenece a la propiedad. Este monte se encuentra cubierto de una extensa masa forestal que abriga la parte posterior de las instalaciones. El resto del perímetro está rodeado por los viñedos. En esta umbría, la bodega queda protegida del calor propio de la zona y además se aprovechan los desniveles del terreno para que las instalaciones se adecuen de manera que no perjudiquen la calidad de las uvas. La ubicación de la bodega permite la recepción de la uva en un breve espacio de tiempo en condiciones óptimas para su vinificación, evitando así cualquier efecto negativo sobre la calidad de los vinos.

Sin embargo, las duras condiciones impuestas por el clima reinante en esta zona y el terruño tan pobre en nutrientes, hacen que la producción de las cepas sea baja, con bayas de pequeño tamaño y mucha concentración, dando lugar a vinos con gran estructura, sabrosos, intensos en el color y los aromas. Son vinos con mucho carácter, como la tierra de la que proceden. Es por eso que en la bodega comentan con orgullo:

“El reconocimiento de nuestros clientes y consumidores a nuestros vinos aseguran que el esfuerzo no ha sido en vano. Refuerza todo lo que hacemos y nos recuerda que estamos en el buen camino”.

Está claro que hablar de bodegas Juan Gil es hablar de Jumilla, región de clima extremo, de fuertes contrastes con inviernos largos y fríos y veranos muy calurosos con ausencia casi total de precipitaciones y más de 3.000 horas de sol al año. La gran oscilación térmica entre el día y la noche (hasta 25ºC), los suelos pedregosos y las escasas precipitaciones, (con pluviometrías que no suelen alcanzar los 300 litros anuales), son los rasgos que definen las características de la gente y los vinos de esta tierra.

Las instalaciones de la bodega están diseñadas, en su mayor parte, por el personal de la bodega y de la familia, haciendo convivir en total armonía esas nuevas tecnologías de última generación con la tradición vitivinícola de la familia. Disponen de sistemas automáticos de captura de datos en planta que permiten tener trazabilidad absoluta de todos los embotellados, tanto en los procesos de elaboración como en sus movimientos internos, desde las viñas hasta su expedición a los clientes. Todas las naves están perfectamente climatizadas para poder mantener en todo momento e independientemente del clima exterior, la temperatura más adecuada a cada uno de los procesos de elaboración y guarda de los vinos. Por otra parte, el equipamiento del laboratorio es también muy completo para permitir hacer todos los controles analíticos imprescindibles que van a garantizar la calidad de los vinos y proporcionar la máxima seguridad alimentaria de todos los clientes.

La nave de crianza, diseño personal de una de las hermanas Gil Vera que es arquitecta, tiene una capacidad para más de 3.000 barricas de roble americano y francés. Su arquitectura interior combina estructuras de bóvedas de crucería con un estilo moderno. La verdad es que recuerda algunas otras bodegas de tinte ‘Catedraliceo’ que hemos tenido ocasión de visitar en otros lugares con cierta solera.

Después de haber podido recorrer las diferentes estancias de la bodega bajo las atentas explicaciones de nuestra guía NATALIA, estamos un poco más convencidos de que igual hemos visitado una de las bodegas que mejor ha sabido entender y tratar una variedad tan autóctona de nuestro país como la uva Monastrell, capaz de sobrellevar largas temporadas de sequía y altas temperaturas como pocas uvas en el mundo saben hacerlo. Además, el paso del tiempo y el buen hacer de las sucesivas generaciones ‘Gil’ que han dirigido y dirigen este proyecto, han sabido forjar, mantener y agrandar la imagen de calidad, eficacia y seriedad que reina en esta bodega.

Y no solo eso, además mantienen una apuesta decidida por la sostenibilidad y el exquisito cuidado del viñedo sin herbicidas ni productos fitosanitarios. Según nos cuentan han construido la bodega más grande de Europa energéticamente sostenible, dónde por ejemplo, los residuos se trasforman en su propio humus de lombriz o vermicompost, consiguiendo así un abono fértil, magnífico alimento natural y ecológico que vuelve a la tierra para cuidar de las mismas plantas de las que procede, cerrando de esta manera un proceso circular que elimina una gran parte del coste bio-económico y ambiental tan necesario hoy día para mantener el equilibrio ecológico y luchar contra los abusos del medio ambiente.

Fotos antiguas destacables que se pueden ver en distintos cuadros de la bodega

Como escribía hace ya algún tiempo alguien muy entendido en vinos y buen conocedor de los de esta tierra de Jumilla:

“Para comprender el espíritu de lucha jumillano hay que sentir el sol implacable del verano, el gélido relente invernal y el contraste de temperaturas. En ese tesón por la vida, tierra y labriego han aprendido a retener la escasa lluvia que llega y a convertir las adversidades en vinos con temperamento. Los vinos de Jumilla son los embajadores de una villa de contrastes, cuya personalidad surge de la tierra. Sorprende comprobar cómo, de los pedregales de arena y caliza, herencia geológica del Triásico, se obtiene esa miríada tan rica de tonalidades. Del dorado Moscatel al goloso Rosado, del insolente rojo del Monastrell más joven al dominante bermellón de los crianzas en madera”.

Como hemos dicho al inicio de este escrito y desde que en 1916 Juan Gil Jiménez construyera la primera bodega, una sola idea ha movido a las sucesivas generaciones que se han hecho cargo de ella: “Hacer un buen trabajo y llevar con orgullo el nombre de su marca por todo el mundo”.

 

LOS VINOS:

Creo que ha quedado bastante claro que la uva Monastrell es la variedad autóctona de los vinos de Jumilla y como no podría ser de otra forma, está presente de manera exclusiva o mayoritariamente en todos los vinos tintos que elabora Juan Gil. Una uva Monastrell intensa, criada sobre suelos pedregosos y pobres que dan lugar a vinos potentes y estructurados, a veces complejos, pero siempre muy elegantes.

Fotos del Archivo de la Bodega

Igualmente hay que decir también que los vinos Juan Gil de esta tierra de Jumilla tienen un denominador en común: Son vinos de marcada estructura, carnosos, sabrosos, intensos en color y en aromas. Son vinos con una fuerte personalidad, fiel reflejo de la región de la que provienen y que han sido muy bien acogidos tanto por los consumidores más entendidos en el mundo del vino como por aquellos que se inician en él. Vinos tintos como Juan Gil Etiqueta Amarilla o el vino Juan Gil Etiqueta Plata son un claro ejemplo de ello. Y que decir del elegante Juan Gil Etiqueta Azul, una verdadera delicia para el paladar. Sin duda, todos ellos demuestran la grandeza de esta uva Monastrell tan representativa de esta tierra.

Decir también que un 30 por ciento de la producción global de Gil Family Estates, (incluida la de esta bodega de Jumilla), va dirigida al mercado nacional y el otro 70 por ciento a mercados internacionales, especialmente a Estados Unidos. Los vinos de las bodegas de la Familia Gil están en las cartas de los mejores restaurantes del mundo y es más que probable que puedan degustarse en más de 50 países. Todo un milagro conseguido en tan poco tiempo.

JUAN GIL – Blanco

Variedades: 100% Moscatel de Grano Menudo.

Grado de Alcohol: 13% vol.

Temperatura de Servicio: Recomendamos servir entre 6 – 9ºC.

Este vino JUAN GIL BLANCO está elaborado con uvas de la variedad Moscatel de grano menudo procedentes de viñedos propios cultivados en ecológico. Las uvas son seleccionadas manualmente y fermentadas en depósitos de acero inoxidable, en barricas de roble francés y en depósitos ovalados de hormigón, a temperatura controlada para obtener un maravilloso vino blanco, consiguiendo una mayor redondez y complejidad en boca.

A la Vista: Presenta un bonito color amarillo pajizo con destellos verdosos y ribetes dorados. Limpio y brillante.

En Nariz: En la nariz destacan unos elegantes y frescos aromas de frutas de hueso y tropicales (melocotón, albaricoque, piña) con notas cítricas y de flores blancas.

En Boca: En boca es fresco y sabroso, muy frutal con una interesante acidez por la buena presencia de cítricos. Final amable y largo con recuerdos de la fruta de hueso madura que invitan a seguir bebiendo.

Es un vino ideal para acompañar con todo tipo de pescados y marisco. También con arroces, quesos suaves, ensaladas, pastas e incluso con carnes blancas…

JUAN GIL – Rosado

Variedades: Syrah y Petit Verdot.

Grado de Alcohol: 13% vol.

Temperatura de Servicio: Recomendamos servir entre 7 – 10ºC.

JUAN GIL ROSADO es un vino elaborado con uvas seleccionadas procedentes de viñedos propios cultivados en ecológico de las variedades Syrah y Petit Verdot. Parte de ellas son fermentadas en barrica de roble francés y otra parte son fermentadas en depósitos ovalados de hormigón, siempre a temperatura controlada. Al final se le da un ligero paso por madera de unos 4 meses, para obtener un maravilloso vino rosado, consiguiendo una mayor redondez y complejidad en boca que ensalza el producto final.

A la Vista: Presenta un hermoso y suave color rosa pálido con bordes oscuros. Muy limpio y brillante.

En Nariz: En la nariz muestra aromas de fruta roja como la cereza y ciruela roja, con toques cítricos.

En Boca: En boca es fresco y sabroso, donde la fruta roja se entremezcla con suaves notas de frutos secos, fruta de hueso y cítricos. Final cremoso no demasiado largo con suaves posos de piel de naranja.

Es un vino ideal para compartir buenos momentos de tapeo y armoniza bien con carnes blancas, aves, mariscos, pescados al horno, arroces, frutos secos y quesos suaves.

JUAN GIL – COMOLOCO

Variedades: 100% Monastrell.

Grado de Alcohol: 14,5% vol.

Temperatura de Servicio: Recomendamos servir entre 12 – 15ºC.

COMOLOCO es un vino tinto de Bodegas Juan Gil, elaborado con Monastrell del norte de Jumilla procedente de viñedos de bajo rendimiento cultivados en ecológico. Vendimia seleccionada con fermentación y maceración en depósitos de acero inoxidable a temperatura controlada. Después de la maloláctica, ha permanecido reposando un tiempo en depósito de acero inoxidable hasta su embotellado.

A la Vista: Presenta un bonito color rojo picota con ribetes azulados y capa media-alta. Limpio y brillante.

En Nariz: En nariz muestra unos atractivos aromas florares, notas de fruta roja madura y un ligero toque mineral.

En Boca: En boca es fresco, vivo y sabroso con buen equilibrio y una adecuada acidez. Taninos suaves de fruta madura y un final corto y frutal.

Es un vino bastante gastronómico que va bien con todo tipo de tapas y entrantes. Armoniza perfectamente con carnes y pescados, arroces y pastas. También con verduras, legumbres, setas, embutido y quesos.

JUAN GIL – Etiqueta Amarilla

Variedades: 100% Monastrell.

Grado de Alcohol: 14,5% vol.

Temperatura de Servicio: Recomendamos servir entre 12 – 14ºC.

Este Etiqueta Amarilla es un vino elaborado por Bodegas Juan Gil con la variedad autóctona Monastrell, procedente de viñedos propios situados alrededor de la bodega, a una altitud de 700 metros y al noreste de Jumilla. Vendimia seleccionada y fermentación y maceración en depósitos de acero inoxidable a temperatura controlada. Después de la fermentación maloláctica el vino permanece reposando en depósitos de acero inoxidable antes de ser embotellado. No tiene paso por barrica.

A la Vista: Presenta un intenso color rojo picota con ribetes azulados y capa media-alta. Limpio y brillante.

En Nariz: Nariz potente con destacados aromas de fruta roja madura y suaves toques florales.

En Boca: En boca es un vino vivo y sabroso. Equilibrado, con cuerpo y buena estructura. De paso suave y agradable que deja un final persistente y un postgusto bastante frutal.

Es un vino que armoniza bien con todo tipo de carnes, (rojas, blancas, de caza), guisos, parrillas, legumbres, estofados de carne, arroces camperos, embutidos y quesos semicurados.

JUAN GIL – Etiqueta Plata

Variedades: 100% Monastrell.

Grado de Alcohol: 14,5% vol.

Temperatura de Servicio: Recomendamos servir entre 14 – 16ºC.

Este Etiqueta Plata es uno de los vinos más vendidos y mejor valorados de la bodega jumillana Juan Gil. Está elaborado con la variedad autóctona Monastrell, procedente de viñedos propios de más de 50 años situados al noreste de Jumilla a una altitud de 700m sobre suelos pedregoso-calcáreos. Vendimia seleccionada y fermentación y maceración en depósitos de acero inoxidable a temperatura controlada. Después de la maloláctica el vino tiene una crianza en barricas de roble francés durante 12 meses para posteriormente llevarlo de nuevo a depósito de inoxidable donde descansa antes de ser embotellado.

A la Vista: Presenta un intenso y vivo color rojo picota con ribetes violeta, buena lágrima y capa media-alta. Limpio y brillante.

En Nariz: Nariz potente y amplia con destacados aromas de fruta roja madura, notas herbáceas y toques especiados.

En Boca: En boca es goloso, potente y estructurado. Paso agradable con abundante fruta madura, notas especiadas y suave tostado. Taninos bien integrados y un final largo y persistente.

Resulta un vino ideal para acompañar con todo tipo de carnes, asados, guisos, platos de legumbres, arroces, embutidos y quesos semicurados y curados.

JUAN GIL – Etiqueta Azul

Variedades: Monastrell, Cabernet Sauvignon y Syrah.

Grado de Alcohol: 15,5% vol.

Temperatura de Servicio: Recomendamos servir entre 15 – 17ºC.

Este Etiqueta Azul es el vino con mayor crianza de Juan Gil. Es un elegante vino tinto que está elaborado con un perfecto ensamblaje de las variedades Monastrell, Cabernet Sauvignon y Syrah procedentes de cepas viejas de viñedos propios situados a 730m de altitud sobre suelos calizo-francoarenosos. Vendimia manual seleccionada y fermentación y maceración por separado de cada variedad en depósitos de acero inoxidable a temperatura controlada. La fermentación maloláctica se realiza, también por separado, en barricas nuevas de roble francés y americano. Posterior crianza de 18 meses en barricas nuevas de roble francés y americano. Ensamblaje final en depósito de acero inoxidable, permaneciendo el vino en reposo hasta su embotellado.

A la Vista: Presenta un hermoso color morado con ribetes violeta, lágrima lenta y capa alta. Limpio y brillante.

En Nariz: Nariz profunda, potente, amplia y mineral, con destacados aromas de frutos rojos y olivo. Torrefactos y notas especiadas de pimienta, clavo y vainilla.

En Boca: En boca es elegante y complejo, pero fácil de beber. Una mezcla perfecta entre los taninos dulzones y jugosos de la Monastrell, la austeridad noble de la Cabernet y la elegancia de la Syrah. Una sinergia total que, como apuntan desde la bodega: “conforma un tinto memorable que llena todos y cada uno de los rincones de la boca de carácter y emoción”.

Sin duda es un elegante vino tinto que armoniza a la perfección con carnes rojas, carnes de buey maduradas, carnes de caza, asados, legumbres y cazuelas, ahumados, embutidos y quesos curados. También con postres de chocolate.

 

NUESTRO COMENTARIO FINAL COMO RESUMEN:

Viñas Familia Gil, es quien hoy en día da nombre al grupo formado por una serie de bodegas repartidas por la geografía española que se han ido incorporando al grupo familiar desde el año 2002 y que suponen más de 2.000 Ha de viñedos cultivados en propiedad. Salvo que se me olvide alguna, estas bodegas son: JUAN GIL y BODEGAS NIDO en Jumilla; SHAYA en Aldehuela del Codonal (Segovia), en la D.O. Rueda; ATALAYA en Almansa; ATECA en Calatayud; MORCA en Borja (Zaragoza); CELLERS CAN BLAU en El Molar (Tarragona) en la D.O. Montsant; LICORELLA VINS en Torroja del Priorat (Tarragona); TRITON en Castilla y León, (con viñedos en Toro, Bierzo y Tierra de León); TRIDENTE en Villanueva de Campeán (Zamora); LAGAR DA CONDESA en Caldas de Reis (Pontevedra); ROSARIO VERA en Laguardia (Álava). Y el Proyecto conocido como OROWINES, que es la ‘marca paraguas’ creada por la familia Gil y que enmarca los vinos elaborados en estas otras zonas vitivinícolas donde la familia Gil está presente.

De esta forma, el Grupo consigue aunar bajo una sola marca comercial un amplio portfolio de vinos españoles de muy distintas características y procedencias. Todos ellos con un denominador común, elaborados con variedades autóctonas, una cuidada imagen y una inmejorable relación calidad-precio dentro del nicho de mercado donde se ubica cada uno. Es por eso que, con tremendo orgullo (y no es para menos), dicen desde la bodega:

“Más de un siglo ha amanecido sobre Viñas Familia Gil desde que embotellamos nuestro primer vino. Con esa paciencia que nos da la tierra de nuestros antepasados, cuidamos de nuestras viejas viñas. Y crecemos con la incorporación de pequeñas bodegas de las principales regiones vinícolas de España.”

Todo un sueño hecho realidad que hace que este grupo siga aumentando día a día para que nosotros podamos disfrutar de sus grandes vinos, da igual su procedencia, porque el abanico de bodegas y viñedos abarca, como hemos visto, gran parte del territorio de nuestro país. Y aunque la única bodega visitable de todo el grupo, es esta de Jumilla, que también es la que recibe los vinos de todas las demás y desde aquí se reparten por todo el mundo, tenemos mucho dónde elegir y muy bueno para poder disfrutar de estos vinos en cualquier ocasión.

CRDKEN – JMQ

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