Descripción
“VINOS QUE CONQUISTAN PALADARES EXIGENTES”
La Bodega Palarea se ubica en la Provincia de Albacete, muy cerca de Chinchilla de Montearagón y está enclavada en un paisaje típico de bosque mediterráneo con viñedos, encinares y otras plantas aromáticas como romero, lavanda, tomillo y espliego. Sus viñedos, que ocupan la hermosa finca llamada Finca Manzanares, están situados a 900 – 950 metros sobre el nivel del mar, con unas condiciones climáticas óptimas por sus grandes gradientes de temperatura, con temperaturas extremas en invierno y verano, pero sobre todo con oscilaciones importantes entre el día y la noche. Este clima y una tierra calcárea con abundantes fósiles marinos son parte del secreto del éxito de estos vinos, y así lo entienden perfectamente en esta bodega.
Cultivan principalmente las variedades Cabernet Sauvignon, Merlot y Syrah, y con ellas consiguen vinos excelentes de colores fuertes, aromas complejos donde resaltan los tostados, especias y abundancia de frutos rojos. Con ello consiguen vinos redondos, sabrosos y persistentes.
Fotos del Archivo de la Bodega
Bodega Palarea pertenece a la Familia Manzanares, y al frente de la misma está José María Manzanares. La pasión de José María Manzanares por el mundo del vino viene de muy lejos. Una infancia entre tinajas y viñedos en la Finca Polope, en Tobarra, propiedad de su bisabuelo, que ya elaboraba vinos en el siglo XIX bajo el nombre Palarea, es el origen de su afición por el mundo de la enología. Sin embargo, no fue hasta el año 2003 cuando Manzanares se decidió a comprar una finca en Chinchilla y con 500 cepas y una pequeña maquinaria comenzó a hacer vino para la familia y amigos. Tal como nos han explicado, con el enólogo Nicolás Ramírez como maestro, elaboraba unos mil litros de vino que repartía sin etiquetar entre sus seres queridos. Tal como él mismo ha dicho en muchas ocasiones:
“Todo el mundo me decía que el vino que hacíamos tenía algo especial, que era diferente y de ahí me vino la idea de plantar más cepas”.
De esta forma, José María Manzanares compró derechos de uva con la intención de venderla, pero poco a poco su idea cambió. El precio al que le pagaban la uva no le era rentable y por esta razón y también por el ánimo que le daban muchos de sus amigos que probaban aquellos primeros vinos, se aventuró a poner en marcha la Bodega Palarea.
El primer vino llegó en el año 2004 y desde entonces no han parado de hacer buenos vinos y tampoco han parado de crecer. Pero para nada todo este proceso ha sido una cuestión de suerte. Es fruto del trabajo duro y constante de un joven equipo y una buena dirección que cada día se afana por mejorar y mostrar al mundo lo que desde esta dura tierra Manchega son capaces de hacer.
¿Secretos??
Haberlos háilos….., y en alguna ocasión he podido ver y leer a José María para tratar de explicar alguno de esos secretos, (aunque igual no son tan secretos y tienen más que ver con un trabajo continuo, esmerado y bien hecho). Así lo explica:
“Todo comienza en el mes de julio, cuando retiramos de las viñas las uvas que no nos gustan, dejando en la cepa entre 1,5 y dos kilos. La vendimia la realizamos a mano y de esta forma, la uva llega entera a la bodega, porque cuando se rompe se oxida y esa oxidación te da en boca sabores astringentes y los aromas ya no son los mismos. Además, llevamos a cabo una lenta maduración de nuestras variedades de uva, (Cabernet Sauvignon, Merlot y Syrah), entre los meses de septiembre y octubre. Al hacer esa maduración tan lenta, la piel de la uva coge más colores y unos taninos que son muy diferentes, lo que contribuye a que los vinos tengan colores fuertes y distinguidos aromas”.
Pero aquí no acaba todo porque, como era de esperar en una bodega moderna, en las Bodegas Palarea tampoco escatiman en medios. Gracias a la apuesta que mantienen por la calidad frente a la cantidad, la maceración se hace en frío, como ocurre en muchas bodegas de Francia y también otras de España. De esta forma, la uva se introduce en un depósito a través de un serpentín que se encuentra a cinco grados bajo cero, así, la uva que procede del campo a unos 20 grados llega al depósito fría, con una temperatura de entre dos y tres grados y se mantiene por debajo de los ocho grados. Es por eso que José María explica aquí otro ”secreto”, cuando dice:
“Ahora la piel ya está en contacto con el mosto y sus colores y aromas se están pasando al mosto durante unos ocho o diez días y cuando ya vemos que se ha saturado y no coge más color lo que hacemos es subirle la temperatura a 23-24 grados. Es cuando fermenta pero ya ha cogido todos los colores y aromas de esos días. Nuestro vino sale más denso, con más color, más aromático y no tiene ningún sabor raro”.
Es por eso que en la sala de fermentación tienen unos nuevos depósitos de acero inoxidable en forma troncocónica que facilitan el deslizamiento hacia abajo del mosto y del vino. Estos depósitos están rodeados de unas camisas de frío para controlar en todo momento la temperatura para la fermentación. También realizan trasiegos y bazuqueos manuales.
Las barricas son de roble americano y francés y las tienen situadas en salas subterráneas donde la humedad y temperatura son constantes. Es un espacio creado especialmente para la crianza de estos vinos durante mas de12 meses y conservar después el vino embotellado para lograr los resultados deseados.
A pesar de que por capacidad, la producción de la bodega podría pasar de los 200.000 litros de vino, hacen cada año muchos menos, para poder cuidar y mimar la uva en todas las fases del proceso de elaboración del vino.
Claro que no siempre fue así, pero Bodegas Palarea cuenta hoy en día con clientes en varios países. Así en Polonia, Bélgica, Francia, Japón, Holanda, Suiza o en Estados Unidos uno puede encontrarse con alguno de los vinos de esta bodega. Por mi parte he de decir que casualmente pude disfrutar no hace muchos años del vino Palarea en un restaurante en Roterdam. Seguro que es por eso que muchas veces José María manifiesta con orgullo:
“Me hace mucha ilusión que nuestros vinos gusten y que, aunque sea en pocas cantidades y despacio, triunfen allá donde vayan”.
Enamorado de esta tierra y de sus vinos, este ilusionado propietario de las Bodegas Palarea acostumbra a participar en todos los foros que se generan en torno al mundo del vino convencido de que los suyos “son diferentes”. Y es que no lo dice él, sino quienes lo probamos y nos dejamos seducir por sus matices. Reconoce que en 2008 cuando se introdujeron en los mercados encontraron cierto escepticismo y dudas sobre la calidad que podrían ofrecer con estos vinos. Sin embargo, pronto consiguieron cambiar las tornas:
“Un día vino a visitarme un crítico de la revista ‘Mi vino’, dijo que lo había catado y que no podía pensar que en Chinchilla se hiciera un vino así, que hacía años que no cataba un vino con las singularidades y las características tan peculiares como éste. Hizo una crítica interesante sobre mi vino y este tipo de cosas me dan mucho ánimo para seguir, para luchar y para no quedarme cortado a la hora de promocionar mis vinos donde sea necesario”.
Para finalizar, quisiera destacar, (y con lo que estoy totalmente de acuerdo), una recomendación que José María ha lanzado en varias ocasiones al sector y es que, a pesar de la crisis económica que también vapulea a la viticultura, no deja de reconocer que se ha mejorado mucho, pero que queda un largo camino por recorrer, y que nada será fácil, por eso asegura:
“Habría que centrarse más en el cuidado de las uvas, las vendimias, limitar las producciones, regar un poquito menos y así obtendríamos una calidad que nos haría ser número uno en todo el mundo”.
A lo que yo añadiría que es muy importante mejorar la parte comercial, saltarse un poco más los tecnicismos y mirar y cuidar mucho mejor al consumidor joven, porque son estos jóvenes los nuevos clientes de las bodegas y por diversas razones en los últimos años se han decantado por otro tipo de bebidas. Ahí hay mucho por hacer y es dónde Productores, Bodegas y Denominaciones de Origen deben poner el foco para “no morir de gloria”.
LOS VINOS:
Los vinos de esta Bodega están adscritos a la Indicación Geográfica Protegida (IGP) Vinos de la Tierra de Castilla y bajo esta Denominación de Origen se distribuyen por los mercados Nacionales e Internacionales, dónde cada vez son merecedores de más y más premios en cada concurso al que se presentan. Con esto se dan a conocer, pero lo más importante y lo que más aprecian en Bodegas Palarea, es que sean igualmente reconocidos y apreciados en cada una de nuestras mesas, de las mesas de todos sus clientes. Eso es el mejor premio y de lo que se sienten más orgullosos.
Está bien claro, (y así lo hemos descrito), que José María Manzanares, como propietario de las Bodegas Palarea, se muestra orgulloso de que sus vinos triunfen en los mercados allá donde vayan y más cuando todo comenzó por pura afición, aunque también con el peso de la tradición.
Pero, ¿Quién iba a imaginar que su lugar de origen fuera Chinchilla? Sentir pasión por este mundo, mimar el proceso de producción en todas sus fases y sacrificar la cantidad por la calidad son las claves del éxito de esta bodega y de que los vinos que aquí se elaboran nos gusten tanto.
Alguien ha dicho de esta Bodega, que: “Sus vinos son la más alta expresión del buen hacer del vino”.
PALAREA – Reserva
Variedades: Cabernet Sauvignon, Merlot y Syrah
Grado de Alcohol: 14,5% vol
Temperatura de Servicio: Recomendamos servir entre 13 – 15ºC
Vino tinto elaborado con un perfecto coupage de las variedades Cabernet Sauvignon, Merlot y Syrah de la Finca Manzanares de viñedos situados a 910 m de altitud. Vendimia totalmente manual y seleccionada. La fermentación se realiza en depósitos de acero inoxidable con temperatura controlada. Después el vino se almacena en barricas americanas y francesas para comenzar el proceso de envejecimiento durante 24 meses y, finalmente, permanece en botella unos dos años más.
A la Vista: Presenta un hermoso color Rojo picota muy Intenso y de Capa alta
En Nariz: En Nariz es bastante complejo. Destacan sus aromas frutales de fruta roja madura con notas tostadas y fuertes notas especiadas.
En Boca: En boca es muy redondo y sabroso. Sobresale la fruta roja compotada y esa mezcla especiada con cacao. Tiene un final muy largo y persistente.
Es un vino que armoniza a la perfección con todo tipo de carnes rojas en todas sus variantes. También con estofados, con carne de venado y todo tipo de potajes y guisos de carne. También con embutidos y quesos.
NOTA: Se recomienda descorchar la botella al menos media hora antes de su consumo.
PALAREA Finca Manzanares – Crianza
Variedades: Cabernet sauvignon, Merlot y Syrah
Grado de Alcohol: 13,5% vol
Temperatura de Servicio: Recomendamos servir entre 14 – 16ºC
Vino tinto elaborado con las variedades Cabernet Sauvignon, Merlot y Syrah de la Finca Manzanares de viñedos situados a 900 m de altitud. Vendimia totalmente manual y seleccionada. Fermentación en depósitos de acero inoxidable con temperatura controlada. Posterior Crianza en barricas de Roble francés comenzando el proceso de envejecimiento durante unos 12 meses, para finalmente, permanecer en botella 1 año más.
A la Vista: Presenta un bonito color rojo picota. Capa alta
En Nariz: En Nariz destacan sus aromas frutales copn esa fruta roja madura y abundantes notas tostadas.
En Boca: En boca resulta muy agradable y equilibrado. Aparece enseguida la fruta roja madura. Es bastante cremoso y tiene buena acidez; pero a la vez resulta suave y aterciopelado. Es redondo y con notas minerales.
Resulta ideal para acompañar con todo tipo de carnes (rojas, blancas, carnes de caza). También con arroces camperos y con platos de pasta, así como guisos, gazpacho e incluso gachas y unas buenas migas.
NUESTRO COMENTARIO FINAL COMO RESUMEN:
Visita sencillamente ENCANTADORA. Hasta el logo de esta Bodega y de los vinos Palarea da muestra del respeto a la naturaleza que impera en estas tierras Manchegas. El pájaro carpintero que identifica a la bodega reside en las encinas de la finca, siendo como sabemos, un ave propia de lugares tranquilos.
Todo en esta finca es tranquilo. Tranquilo y lleno de mimos. Desde la vendimia manual y ese trato exquisito a la uva que surge ya en la cepa y en la propia viña, a la que le proporcionan los cuidados más exclusivos en todo momento y durante todo el año. Pero esa tranquilidad continua también en los procesos de bodega y en la cava donde los vinos terminan de hacerse. Todo sin prisa, como requieren los grandes vinos. Pues así es la vida en esta Finca Manzanares, y el resultado (como reza en la etiqueta), es producir “Vinos Diferentes” (A different Wine).
Tan tranquilo es todo que estos vinos cuando salen al mercado cuentan ya con 3 ó 4 años. Son densos, de un rojo picota intenso, muy aromáticos y suaves en boca, “que es lo que gusta a la gente, que no tenga astringencias” o esa sensación de aspereza que aparece al frotar la lengua por los dientes, (aquí no).
Y tal como lo hacen, lo quieren enseñar. Por esa razón tratan tan bien al visitante, con esas visitas guiadas a Finca y Bodega, con esas explicaciones tan ilustrativas y pasionales de lo que hacen, y con esa visión de negocio que hace que lo que hoy llamamos el Turismo Enológico, sea también aquí una gran realidad.
Seguro nos ha encantado todo esto, por eso lo recomendamos y aseguramos volver pronto por aquí para seguir aprendiendo y disfrutando.
CRDKEN – JMQ
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