Bodega PAGO FLORENTINO (Malagón, Ciudad Real).

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Descripción

“Un único vino de una sola finca, esto es la excelencia del Pago Florentino.”

La Bodega Pago Florentino, (de Florentino Arzuaga) está ubicada al norte del Campo de Calatrava, en el municipio de Malagón, dentro de la provincia de Ciudad Real. Se encuentra exactamente en el Km. 7 del Camino Cristo del Humilladero. Pago Florentino pertenece a la familia de las Bodegas Arzuaga de la Ribera del Duero.

La bodega se encuentra en el centro de la soleada Finca La Solana, situada en el entorno de los Montes de Toledo. Una única finca de la que la uva que se consigue se usa únicamente para elaborar el vino Pago Florentino. De ahí su calificación de Vino de Pago Pago Florentino que le fue otorgada en el año 2009.

Fotos del Archivo de la Bodega (Reportaje)

En 1997 Florentino Arzuaga, dueño y fundador de Bodegas Arzuaga, y buscando las mejores tierras para tratar de elaborar grandes aceites, (su segunda pasión), con la variedad de oliva Cornicabra, aterriza en Castilla-La Mancha, sabiendo que es aquí, en la cercanía de los Montes de Toledo, donde esta variedad alcanza su máximo esplendor.

Tras adquirir 150 hectáreas de terreno da comienzo la elaboración de aceite por parte de la familia Arzuaga. En busca de nuevos terrenos para la plantación de olivos, Florentino Arzuaga encontró la finca ‘La Solana’, idónea para la plantación de viñedos en la localidad de Malagón, provincia de Ciudad Real. A día de hoy cuentan con unas 58 hectáreas de viñedo, plantadas principalmente con Cencibel (Tempranillo) y algo de Syrah y Petit Verdot.

Los terrenos de la finca del Pago Florentino se extienden por una ladera de suelo arcilloso y piedra granítica, carácter mineral que luego se transmite a la uva. En una ubicación sur y con muchas horas de intensa insolación, se equilibran durante la maduración los niveles de alcohol y acidez. El viñedo de la variedad tinta Cencibel (Tempranillo) cuenta con un sistema de riego por goteo monitorizado y totalmente controlado para evitar el estrés hídrico. Este sistema ayuda a prolongar el ciclo vegetativo obteniendo así los índices óptimos de alcohol y madurez. Como es lógico en esta zona, toda la finca está rodeada de grandes extensiones de olivares que aportan también a las uvas y al vino unos aromas especiales y diferenciadores que ayudan a marcar su exclusividad.

La peculiar ubicación de la finca ‘La Solana’ en la falda de una sierra provoca que sus terrenos estén en una ladera ideal para el cultivo de la vid por aireación e insolación.

El suelo del viñedo está lleno de rocas de granito y ropa de cama de arcilla que añade una especial carga mineral que se puede percibir en la uva. Además y como ya hemos dicho, estas viñas cuentan con un sistema de goteo para evitar alcanzar el nivel de estrés hídrico y no perjudicar la planta. Con inviernos con temperaturas bajo cero y veranos en los que se superan los 40ºC, las condiciones climatológicas de la zona son muy particulares. En la finca ‘La Solana’ se aprovechan al máximo los elementos naturales como el sol y la tierra para trabajar según sus márgenes y nunca en su contra.

El sol se convierte en uno de los principales argumentos de esta bodega y de sus vinos ya que las viñas reciben una gran cantidad de sol durante todo el día gracias a esa orientación sur que tiene la finca. Esto, unido a la ausencia de sombras, provoca que en los viñedos se den las condiciones óptimas durante todo el desarrollo de la fruta, lo que mejora las funciones biológicas de la planta y facilita su plena maduración, proporcionando luego al vino un gran equilibrio entre alcohol y acidez.

Aunque la adquisición de la finca La Solana por el grupo Arzuaga data de 1997, no fue sino hasta 2002 cuando se elaboró aquí el primer vino; a estos efectos se acondicionó una de las naves agrícolas de la finca, equipándola con todo lo necesario. Para la vendimia de 2004 y así desde entonces, ya está en pleno funcionamiento otra nave, de nueva construcción, a la que trasladan la mayor parte de la actividad bodeguera. Aquí también es donde reposan ya cerca de 400 barricas nuevas, que permiten criar alrededor de 120 – 150.000 litros de vino cada año.

Muchos de los trabajos en la viña son mecánicos, (en la medida que se puede), pero la vendimia es completamente manual, con una selección inicial de racimos, en cajas pequeñas y con un rápido traslado a la bodega para evitar el fuerte influjo del sol en las uvas. Allí, la descarga se realiza por gravedad para evitar la utilización de bombas.

Fotos del Archivo de la Bodega

La bodega cuenta con unas modernas instalaciones que facilitan la carga, el remontado y por supuesto también la supervisión, desde la parte superior de los depósitos.

Si no hemos contado mal, cuentan con unos 17 depósitos de 20.000 litros para la fermentación, más otro depósito que tienen como “pulmón”, (creo que también de 20.000 litros), para los descubes, trasiegos, o como una especie de comodín. Además, disponen de otros tres depósitos de 7.500-8.000 litros que habitualmente están siempre llenos y otros dos más de 40.000 litros que están preparados para fermentación si se diera el caso eventual de que tuvieran una añada con un exceso de volumen de uva.

Vinifican cada parcela por separado, lo que le permite al enólogo tener un control exhaustivo de todo, incluso cuando no puede estar presencialmente en la bodega. Y no elaboran con raspón porque, según dicen, en las pruebas que van realizado han apreciado cosas que no les han convencido. Las fermentaciones son espontáneas, con un exhaustivo control de la temperatura. Las maceraciones las hacen por debajo de 15ºC así que en cuanto dejan subir la temperatura y supera los 20ºC, la levadura inmediatamente despierta y se pone a trabajar. No superan temperaturas de 25-27ºC porque buscan fermentaciones tranquilas, que no extraigan demasiado de los hollejos para mantener la fruta porque en cuanto se pasa de 25 a 30, la volatilidad de los aromas es muy grande. Los remontados los realizan con una especie de depósito llamado OVI  que es desplazado en altura por el puente grúa transportando, (según el momento del proceso), uva entera, uva despalillada, masa fermentada, vinos, etc.

El análisis de las elaboraciones se realiza en la bodega de Arzuaga en Quintanilla de Onésimo en Valladolid, donde cada 2 días envían las muestras correspondientes. No obstante, aquí en Pago Florentino, hacen los controles mínimos: Ph, densidad, grado, temperatura y poco más.

Como ya hemos comentado, el control de temperatura que manejan, según las necesidades de las diferentes etapas de la vinificación, es esencial, pero también lo es el control de cata. Por eso, durante todo el proceso de elaboración, se catan todos los depósitos y se contrastan las sensaciones con las analíticas, tanto las que hacen aquí como las de Quintanilla de Onésimo.

Todos los vinos que elaboran en el grupo tienen algún tipo de crianza en barrica, tanto de roble americano como francés. Para el Pago Florentino va a depender de la añada, y también depende de la añada el que pase doce o catorce meses reposando en esas barricas. Las barricas las compran siempre nuevas y les dan un uso de 4 o 5 años, porque así es como mejor pueden garantizar su estado. En concreto para este vino manchego van a emplear barrica nueva y usada, (de sus propios vinos), al 50% y con diferentes tostados, normalmente tostados medios o suaves para no desvirtuar la crianza.

De las barricas se pasa a la clarificación que realizan con clara de huevo (albúmina), porque es la que mejor resultado les ha dado siempre. Y de aquí, al filtrado, tratando de dañar lo menos posible el vino y buscando su estabilidad. Porque, como bien dice el enólogo de la bodega, Adolfo Lázaro: “El vino tiene que estar perfecto para su consumo mañana o dentro de 10 o 15 años”.

 

LOS VINOS:

El vino de Bodegas Pago Florentino es un monovarietal de Cencibel (el Tempranillo de la Mancha), que como hemos dicho proviene de la Finca La Solana, con esa situación ideal en la falda de la sierra, una zona de piedras graníticas arcillosas con gran carga mineral. Es un vino tinto de corte moderno, potente y con cuerpo, con gran presencia de la fruta madura, muy cubierto de capa y a la vez con un paso de boca aterciopelado.

En cuanto a la elaboración, prácticamente es igual en cada una de las añadas, aunque a veces hay matices en función de ciertos factores que son detectados por el enólogo durante todo el proceso. Básicamente, cuando la uva está en su perfecta maduración, se realiza la vendimia y la selección de racimos y uvas. Luego hacen una maceración en frío sin llegar a ser carbónica para luego pasar a una fermentación a baja temperatura. A continuación, el vino Pago Florentino pasa a realizar una fermentación maloláctica en barrica y, finalmente, una crianza en barricas de roble francés. Eso sí, el vino no tiene ningún tipo de estabilización química. Con ello, pretenden mantener una línea lo más uniforme posible con el vino, independientemente de la añada. Es por eso que vamos a encontrar pequeñas diferencias entre los vinos de un año y el siguiente o el anterior. Eso sí, siempre ofreciendo una gran calidad y destacando la singularidad que caracteriza a cualquier Vino de Pago.

Como bien saben en la bodega y lo dice muchas veces su enólogo Adolfo González Lázaro:

“Es un vino con un Pago genuino, porque tenemos un terroir del que cada año aprendemos algo nuevo, consiguiendo que cada añada sea superior a la anterior, pese a las diferencias entre ellas”.

En este sentido, vamos a hablar un poco de las únicas 3 añadas que hemos probado del tinto Pago Florentino. También comentaremos un rico vino blanco Chardonay que, aunque bajo la D.O Tierra de Castilla, elaboran aquí.

PAGO FLORENTINO – Crianza 2020

Variedades: 100% Cencibel (Tempranillo).

Grado de Alcohol: 14,5% vol.

Temperatura de Servicio: Recomendamos servir entre 15 – 17ºC.

Este vino tinto Pago Florentino está elaborado 100% con uvas de la variedad autóctona Cencibel. Vendimia manual en cajas de 15 kg, con selección en mesa y posterior despalillado. La uva se encuba en depósitos de acero inoxidable por gravedad y macera durante 4 días en frio, para después realizar la fermentación alcohólica a una temperatura inferior a 28º C y siempre controlada. Luego el vino va a barricas de roble francés y americano para la fermentación maloláctica y su posterior crianza durante 12 meses en barrica de roble francés y americano.

A la Vista: Presenta un hermoso color rojo picota con ribetes violeta. Limpio y brillante

En Nariz: En nariz aparecen diferentes matices aromáticos destacando la fruta roja madura con notas de café tostado, frutas negras y torrefactos.

En Boca: Boca fresca, sedosa y amable, con buen equilibrio, pero con fuerte intensidad que perdura en el tiempo. Buen final que además de ser largo y persistente, ofrece un retrogusto que recuerda las frutas negras y torrefactos percibidos en nariz.

Este vino armoniza a la perfección con todo tipo de carnes, parrillas y barbacoas. También con guisos, arroces camperos y legumbres; así como con postres de chocolate.

PAGO FLORENTINO – Crianza 2017

Variedades: 100% Cencibel (Tempranillo).

Grado de Alcohol: 14% vol.

Temperatura de Servicio: Recomendamos servir entre 14 – 16ºC.

Vino elaborado con uvas 100% Cencibel, donde los racimos escogidos fueron vendimiados en cajas de 15 kg, seleccionados en mesa y posteriormente despalillados. Encubado en depósitos de acero inoxidable por gravedad, con una maceración de 4 días en frío, para posteriormente hacer la fermentación alcohólica a una temperatura de 26ºC. Maloláctica en barricas de roble francés y crianza posterior de 12 meses en roble francés y americano.

A la Vista: Presenta un brillante color rojo picota con ribetes rubí.

En Nariz: En nariz muestra fuertes aromas de frutas rojas y negras maduras, con suaves toques tostados, torrefactos y notas minerales.

En Boca: En boca es potente y complejo, con buena presencia de la fruta madura en buen equilibrio alcohólico, con elegantes toques tostados, notas minerales y con un final bastante largo y sedoso.

Armoniza perfectamente con embutidos y quesos curados, carnes de caza, guisos y estofados de carne, así como asados, barbacoas y parrillas.

PAGO FLORENTINO – Crianza 2016

Variedades: 100% Cencibel (Tempranillo).

Grado de Alcohol: 14% vol.

Temperatura de Servicio: Recomendamos servir entre 14 – 16ºC.

Es un buen vino tinto elaborado con uvas Cencibel de viñedos de la Finca La Solana situados en Malagón, justo en la falda de la sierra, plantados sobre suelos de piedras granítico-arcillosas con gran carga mineral. Vendimia manual seleccionada y recogida de la uva cuando está en su perfecta maduración. Maceración en frío sin llegar a ser carbónica para luego hacer una fermentación alcohólica a temperatura controlada de 26-27ºC. Maloláctica en barrica francesa, con una crianza final de 12 meses también en barricas de roble francés.

A la Vista: Presenta un bonito color picota con ribetes rubí oscuros.

En Nariz: Buenos aromas de fruta roja madura, con toques de mora, suaves notas tostadas y toques especiados y minerales.

En Boca: En boca es fresco, jugoso y con bastante volumen. Buena carga de frutas rojas y negras maduras, con elegantes notas tostadas, torrefactos y especias. Aguanta bien el paso del tiempo y tiene un final largo y persistente.

Armoniza muy bien con todo tipo de carnes, asados, guisos y platos de cuchara contundentes. También con embutidos fuertes y quesos de oveja curados.

PAGO MOTA – Chardonay

Variedades: 100% Chardonay – IGP Tierra de Castilla.

Grado de Alcohol: 13% vol.

Temperatura de Servicio: Recomendamos servir entre 8 – 11ºC.

Aunque no pertenece realmente al ‘Pago Florentino’, hemos probado este vino y por eso lo incluimos también aquí, como parte de la bodega (que lo es).

Decir que Pago Mota es un vino blanco 100% Chardonnay elaborado, bajo la I.G.P. Tierra de Castilla, por Bodegas Arzuaga Navarro a partir de un viñedo cultivado en altura y trabajado de manera tradicional, con rendimientos muy bajos, en Malagón (Ciudad Real). Los racimos, vendimiados manualmente y escogidos, son trasladados a la bodega en cajas de 15 kg. y, tras pasar por mesa de selección, reciben un prensado ligero con el objetivo de preservar su frescura y los aromas primarios. La decantación se produce de manera natural y por la noche. Ya en barricas de roble francés nuevo de 500 litros, se produce la fermentación alcohólica seguida de una crianza del vino sobre sus propias lías, durante 70 días. El vino se trasiega una sola vez.

A la Vista: Presenta un hermoso color amarillo pajizo muy limpio y brillante.

En Nariz: Destacan sus aromas florales con toques cítricos y notas de caramelo.

En Boca: En boca es fresco, alegre, elegante, meloso y untuoso, también algo complejo, pero con una gran frescura gracias a su acidez bien integrada.

Elegante y versátil Chardonnay manchego de producción limitada (30.000 botellas), que recibe el nombre de Pago Mota por un pequeño pajarillo de la zona, que vive en las zarzas. Armoniza a la perfección con pescados y mariscos, queso azul, carnes blancas, platos de verduras, arroces y también con postres.

 

NUESTRO COMENTARIO FINAL COMO RESUMEN:

Cuando nos referimos a ‘Vinos de Pago’, estamos hablando de unos vinos diferentes, exclusivos y reconocidos por su calidad, porque sabemos que la calificación ‘Vino de Pago’ se otorga en función de la calidad del terruño en el que crecen las viñas que producen las uvas con las que se elaboran, exclusivamente, estos vinos. En España, las zonas reconocidas como pagos están principalmente en las comunidades de Navarra, Comunidad Valenciana, Aragón y Castilla-La Mancha. En esta última región, concretamente en la localidad de Malagón, se encuentra el ‘Pago’ diferenciador en el que se están los viñedos que dan las uvas Cencibel con las que se elabora el vino Pago Florentino.

Fotos del Archivo de la Bodega

Una vez me decía un buen amigo, algo así como que daba igual de dónde procede el vino, si es Arzuaga sabemos que va a ser un buen vino y que vamos a poder disfrutar con él de un momento realmente diferente, a la vez que mágico y sorprendente. Más o menos viene a ser lo mismo que dicen en la bodega Pago Florentino, cuando aseguran:

“Todos los vinos que producimos en Arzuaga nos hacen sentir orgullosos. Un orgullo que nace en el propio viñedo, al que cuidamos día a día para que nos dé el mejor resultado. Y que, tras elaborar las diferentes referencias, se confirma cuando obtenemos tan buena respuesta por vuestra parte”.

Pues sí. Está claro que lo que producen en esta bodega manchega, no es un vino más, es realmente como ellos mismos dicen: “Un Tempranillo diferente, que se expresa en la copa con matices, notas y dejes más cálidos, más maduros. Sin duda alguna estamos ante un vino con un Pago genuino, porque con cada vendimia, nos encontramos con una añada mejor que la anterior”. Y así lo hemos podido comprobar con toda satisfacción por nuestra parte.

MUCHAS GRACIAS, porque desde ahora ya podemos decir que, además del famoso dicho: ‘Salir de Málaga para entrar en Malagón’, esta bonita localidad manchega tiene otras muchas cosas y entre ellas muy buenos vinos….

CRDKEN – JMQ

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