Bodega PAGO DE OTAZU (Otazu – Navarra)

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Descripción

‘Historia, Arte, Naturaleza, Cultura, Geografía y Vino definen esta singular Bodega’

La Bodega PAGO DE OTAZU, perteneciente al exclusivo mundo de los llamados Vinos de Pago y a los Grandes Pagos de España, está situada en la localidad Navarra de Otazu a unos 8 Km de Pamplona en la finca conocida como ‘Señorío de Otazu’, dentro del municipio de Etxauri.

Según nos cuentan, Otazu es el viñedo con D.O.P. ‘Pago’ situado más al norte de España. Como decimos, la bodega está muy cerquita de Pamplona y enmarcada entre la Sierra del Perdón y la Sierra del Sarbil, con el río Arga como delimitador natural, en un enclave paradisiaco de montañas, valles y verde, de influencia atlántica y un microclima especial que cobijan unos viñedos sensacionales y muy singulares que dan lugar a unos vinos de carácter único. Así, las lluvias abundantes en invierno y muchas horas de sol en verano, conforman ese microclima perfecto para hacer que aquí se produzcan los excelentes vinos de la Bodega Otazu.

La tradición vitivinícola de Otazu se remonta al siglo XII cuando, por proximidad con el Arga, estas tierras eran parte del Camino de Santiago, motivo por el cual se estableció aquí el Señorío con sus viñedos. Posteriormente, en 1840, se construye la bodega, que fue la primera de estilo francés situada fuera del casco urbano y en una sola finca. Este edificio, que se conserva en la actualidad, se ha convertido tras su rehabilitación en Museo del Señorío de Otazu, fundación de arte (Fundación Otazu) y ha sido enriquecido con las últimas tecnologías de elaboración, crianza y embotellado. Arquitectónicamente destaca su espectacular sala de barricas, de la que luego hablaremos, conocida internacionalmente como la “Catedral del Vino”, la cual está formada por 9 bóvedas de hormigón, donde su diseño y disposición recuerdan a una catedral.

Se trata de una bodega muy vinculada a la creación artística, una especie de ‘MoMA’ (Museum of Modern Art de Nueva York), entre viñedos, que concibe el aspecto artesanal del vino como una categoría de arte en sí mismo. Me atrevería, incluso a decir más, porque si te paras un momento a pensarlo, podrías definir Otazu como ‘una mezcla casi perfecta de Historia, Arte, Naturaleza, Cultura y también Geografía y por supuesto Vino’.

Las extraordinarias muestras de arte que se encuentran en Otazu son también un reflejo histórico de sus orígenes. El arte y el vino aquí van siempre de la mano. En efecto, todas estas asombrosas obras de arte, fundamentalmente contemporáneo, que decoran la bodega son símbolos claros de una cultura que evoluciona en uno de los parajes más bellos de Navarra, donde el vino no es uno más, porque aquí el Vino es también ‘Puro Arte’.

1-Iglesia S. Esteban              2.- Torre Palomar            3.- Palacio Renacentista

Pero no es solo eso, Bodega Otazu también cuenta con un Señorío datado en la Edad Media: Señorío de Otazu. Hoy en día, quedan aquí varios edificios que dan fe del paso de tantos siglos haciendo que la historia esté siempre presente. A destacar:

  • 1.- La Iglesia románica de San Esteban, del siglo. XII, ubicada en el corazón de la finca y testimonio del viaje de los peregrinos del Camino de Santiago. Fue la primera piedra de este anfiteatro natural de gran belleza. En su interior cuenta con un magnífico retablo de estilo plateresco.
  • 2.- La Torre Palomar, del siglo. XIV, es un punto más en la cadena de torres defensivas medievales que en su día abundaban por toda la sierra de Etxauri y las inmediaciones de Pamplona.
  • 3.- El Palacio renacentista de origen medieval del siglo XVI. El antiguo Palacio y Señorío de Otazu perteneció en sus orígenes al noble linaje de los Yániz y luego pasó a los Ezpeleta, y también estuvo en manos del Marqués de Góngora.

Guillermo Penso en su Catedral del Vino – Foto del Archivo de la Bodega

Actualmente Bodega Otazu es propiedad de Guillermo Penso y representa una vuelta a los orígenes de una familia navarra que emigró hace dos generaciones a Venezuela. Guillermo nació en Venezuela en 1982 y vino a España con solo 7 años de la mano de su padre, quien debió sentir la llamada de la tierra de sus antepasados navarros y dónde en 1989 se afincó con su familia. Con los ahorros que traía de allá y algunas ayudas, pudo adquirir esta hermosa finca cuyo Señorío de Otazu del siglo XII ya representaba una mezcla de naturaleza e historia y en el que las familias nobles elaboraban vino desde sus inicios, actividad que había llegado a desaparecer en 1890 con la llegada de la filoxera.

Se trata de un maravilloso paraje adquirido inicialmente como ‘casa de veraneo’ y en el que pronto llegan a descubrir las cualidades excepcionales de esta histórica finca que no podían ignorar y por las que comenzaron a plantar viñedo. Como el propio Guillermo llegó a decir: “El viñedo nos eligió a nosotros”.

Investigando los orígenes de este Señorío, descubrieron que la historia de Otazu había estado ligada a la elaboración de vino desde la Edad Media y es que sus vinos eran conocidos y apreciados en la Corte Real de Carlos III de Navarra, monarca destacado por su entusiasmo por el Arte y la Cultura, (y seguramente también por el buen vino).

Por eso hoy mantienen la filosofía de elaborar vinos de calidad que transmitan su origen y la riqueza enológica de este ‘terroir’. De esta forma, todos sus vinos son elaborados exclusivamente con las uvas procedentes de las 116 hectáreas de viñedo propio que rodean la bodega: Tempranillo, Cabernet Sauvignon, Merlot, Chardonnay, Pinot Noir, Cabernet Franc y Berués. Un viñedo certificado en 2009 como Denominación de Origen Protegida Pago, la máxima categoría que puede obtenerse en España, lo que garantiza la selección y la personalidad inimitable de cada uno de sus vinos.

Los vinos están marcados por un microclima excepcional, con influencias atlánticas. Esta climatología aporta colores vivos, aromas y frescura en boca. Todo con un carácter diferenciador debido a la excelente acidez de sus uvas, permitiendo que el alcohol se integre perfectamente y al mismo tiempo favorezca un largo envejecimiento. La finca está definida por una rica diversidad de suelos, en los que, debido a la descomposición de las margas por una parte y las tierras de aluvión por otra, se han llegado a determinar hasta 17 tipos diferentes. Todo ello constituye un lugar idóneo para el cultivo de la vid, donde la selección de la mejor materia prima permite dar a cada uno de los vinos una personalidad con rasgos similares, pero de marcada diferencia entre ellos.

Todos los granos de uva que son introducidos en la bodega proceden de esas 116 hectáreas que constituyen la fuente exclusiva para la elaboración de una singular oferta de vinos de gran personalidad. Su orientación norte- sur permite que los racimos de uva consigan una excelente exposición y distribución. Para poder controlar la madurez y recoger la uva en su mejor momento se han dividido las 116 hectáreas en no menos de 66 viñedos de entre 1 y 5 hectáreas cada una, que se controlan y trabajan de forma independiente. Además, dichos viñedos se vendimian por separado, atendiendo al estado y necesidades individuales.

En cuanto a la elaboración del vino en esta bodega, decir que una vez se ha determinado la fecha de vendimia de cada parcela por separado, se recoge la uva de forma manual, se selecciona de manera también manual y se procesa a través de una doble tabla de selección para asegurar solo la utilización de la uva que se encuentra en perfecto estado. Seguidamente se realiza el proceso de elaboración de forma tradicional con los pasos habituales y con todo tipo de controles. La fermentación alcohólica se realiza en fudres o en los depósitos de acero inoxidable y se aplica una técnica, conocida como microvinificación, que permite la extracción delicada de todos los componentes fenólicos para conseguir unos vinos más suaves y afrutados.

Posteriormente, se cría el vino en barricas de roble francés a una temperatura de 16°C y por último, una vez realizado el embotellado, se colocan las botellas de vino en jaulones en la sala de envejecimiento en la cual reposan hasta conseguir su momento óptimo. Previo a su salida al mercado, cada botella pasará por la etiquetadora para la colocación de su correspondiente etiqueta y su encapsulado.

La antigua bodega del Señorío de Otazu, un edificio tipo “Chateau” francés del siglo XIX, encierra un Museo del Vino en el que se pueden admirar piezas únicas de la maquinaría prefiloxérica utilizada en aquella época para la elaboración del vino. Es una construcción que atesora otra interesante colección de arte contemporáneo perteneciente a la Fundación Otazu, albergando además importantes exposiciones temporales, por la que ha sido galardonada con el Premio “A” al coleccionismo 2020 que otorga la Fundación ARCO.

A través de esta histórica edificación parece que uno realiza un salto en el tiempo para sumergirse en una moderna y sorprendente “Catedral del Vino” diseñada por el arquitecto Jaime Gaztelu en la que una Menina plateada del artista Manolo Valdés parece ofrecer su amabilidad como queriendo darnos da la bienvenida.

Este innovador espacio, donde reposan más de 1.300 barricas de roble francés bajo 9 bóvedas de cemento, sorprende con su iluminación “Ambientación Cromosaturación Otazu” del artista venezolano Carlos Cruz-Diez. Un verdadero juego de luces y colores que juega con la percepción sensorial y visual del visitante y que estoy seguro que el vino también agradece.

Y qué decir de su particular ‘Sacristía’. Diría yo que se trata de un lugar un tanto peculiar en el que guardan las añadas históricas de la bodega. Lo peculiar lo hace ese gran número de vasijas de barro ubicadas en el suelo que, según nos comentan, fueron creadas con arcilla de la finca Otazu y pisadas por ocho trabajadoras de la bodega antes de pasar por el horno de cocción. Por lo visto quieren escenificar con ellas la inversión del proyecto de la vida en el que las vasijas son las que soportan el peso de las mujeres en vez de ser las mujeres las que habitualmente sufrían el peso de las vasijas, (igual no lo entendí muy bien, pero resumido es algo así).

La ‘Familia Penso’ y todo su equipo tienen claro que todo lo artístico mejora la vida de las personas y por eso centran el ‘Arte’ como un aspecto fundamental de su filosofía y su manera de entender la vida. Es algo que les apasiona y por eso lo quieren transmitir:

“En la familia hay mucha pasión por el arte. No queremos hacer solo el mejor vino sino también ofrecer experiencias que emocionen y esa es la filosofía”.

Sin ninguna duda, el arte es parte integral del proyecto de Bodega Otazu y como hemos visto su influencia se aprecia en todos los ámbitos y tiene un sitio especial hasta en las elaboraciones. Cada botella es fruto de una perfecta simbiosis entre vino y arte. Casi tanto como una bodega, Otazu es un emblema de pasión por estas dos facetas, (Vino y Arte). Como he comentado anteriormente, aquí hay obras de arte por todos los rincones y decoran, sin cargarla, perfectamente la bodega, siendo todo un signo diferenciador de este maravilloso lugar. Además, lo conjugan todo muy bien como queriendo demostrar, por si alguien no lo sabía ya, que ‘el vino es una forma de arte en sí mismo’.

Los Guardianes                    El Color de nuestras vidas                El Tiempo                        Obtusa

Hay grandes artistas que llevan años participando en estas experiencias de arte, muy ligados a la filosofía de Otazu. Ha habido, a lo largo de estos años, grandes creadores como Rosa Barba (conocida artista visual y cineasta), o como el venezolano Carlos Cruz Díez, afincado en Francia (el día de su fallecimiento, en 2019, la Torre Eiffel se iluminó con una obra suya), quien comenzó a elaborar para Otazu una escultura de botellas con etiquetas en el propio recipiente y no pegadas en papel, que se culminará, de forma póstuma, en unos 30 años. Sin olvidar los que están presentes con obras monumentales como esos colosales GUARDIANES (Xavier Mascaró), o los Cubos de Cristal en movimiento, que reflejan EL COLOR DE NUESTRAS VIDAS (Alfredo Jaar), o el enorme Reloj semienterrado, de más de 3 metros de diámetro, que representa EL TIEMPO (Hans Peter Feldmann), o esa magnífica obra llamada OBTUSA (Rafael Barrios) realizada en hierro laqueado y pintada de rosa que genera sombras que hacen que las figuras parezcan suspendidas en el aire… y otros muchos más que engrandecen este lugar convirtiéndolo en todo un MUSEO por dentro y por fuera.

LOS VINOS:

Dice todo el mundo que en esta bodega todo es arte. Y así es. Arte que podemos ver en cada rincón de la bodega y los jardines, y arte que vemos en los viñedos; pero luego está el ARTE con mayúsculas que podemos disfrutar en la copa y que degustas en cada sorbo: EL VINO. Como bien dicen en la bodega:

“Los nuestros son vinos creados para producir sensaciones y están elaborados con las microvinificaciones de pequeñas parcelas diferenciadas. Un paraje singular en el que el nombre de cada parcela es un poeta, músico o un renombrado artista cuya obra haya hecho referencia al vino. Todo son homenajes y queremos que la persona que abre una de nuestras botellas tenga también su propio homenaje y disfrute de todo el arte que lleva nuestro vino”.

Todos los vinos de Otazu están elaborados exclusivamente con las uvas procedentes de esas magníficas 116 hectáreas de viñedo propio que rodean la Bodega, con las variedades Tempranillo, Cabernet Sauvignon, Merlot, Cabernet Franc, Pinot Noir, Chardonnay y Berués, (una variedad autóctona e histórica recuperada por Otazu y que estaba prácticamente desaparecida).

Como sabemos, este de Otazu es un viñedo certificado como Denominación de Origen Protegida ‘Pago’, la máxima categoría que puede obtenerse en España, lo que garantiza la selección y la personalidad inimitable de todos sus vinos. Aunque también elaboran algunas referencias bajo la D.O. Vinos de Navarra, todos ellos son vinos singulares, de muy buena calidad y a los que alguna vez han tratado de categorizar como “afrancesados”.

Hay vinos excelentes de Pago como Pago de Otazu tinto, Pago de Otazu Chardonnay y Altar. Todos ellos expresan la singularidad de ese ‘terroir’ navarro, como es el caso del conocido (y muy rico por cierto), Otazu Chardonnay (muy fresco con flores y fruta blanca) o del Otazu Premium Cuveé (ensamblaje perfecto de Tempranillo, Merlot y Cabernet Sauvignon).

De algunos de ellos hablaremos un poco más en detalle a continuación, para tratar de explicar mejor su elaboración y características:

OTAZU – Tempranillo-Rosé

Variedades: 100% Tempranillo. – D.O. Navarra.

Grado de Alcohol: 13,5% vol.

Temperatura de Servicio: recomendamos servir entre 7 – 9ºC.

Otazu-Tempranillo-Rosé es un vino Rosado elaborado con la variedad Tempranillo mediante el método tradicional del sangrado, tratando de respetar la calidad de la uva y mantener su personalidad y singularidad. Tras una maceración en frío, durante un mínimo de 1 hora, del mosto con los hollejos, en la que el mosto adquiere su intenso color rosa característico, se procede a su fermentación a temperatura controlada. Posteriormente se deja reposar en el depósito con sus lías finas durante 1,5 – 2 meses.

A la Vista: Presenta un bonito color salmón, con una capa baja. Vivo y brillante.

En Nariz: Nariz muy fresca y bastante afrutada con notas cítricas de mandarina y piel de naranja.

En Boca: Boca realmente sutil y elegante, donde al igual que en nariz destaca su frescura, la buena acidez y las notas cítricas.

Es un vino ideal para compartir buenos momentos de tapeo, que armoniza muy bien con todo tipo de entrantes, ensaladas, platos de verdura, arroces, platos de pasta, embutidos suaves y quesos con poca curación.

OTAZU – MERLOT – Rosado

Variedades: 100% Merlot. – D.O. Navarra.

Grado de Alcohol: 13,5% vol.

Temperatura de Servicio: recomendamos servir entre 8 – 11ºC.

OTAZU-MERLOT-Rosado es un vino Rosado elaborado con esa elegante variedad mediante el método tradicional del sangrado de uva tinta Merlot, con el fin de respetar la calidad de la uva y mantener su personalidad y singularidad. Tras 12 horas de maceración en frío y después del desfangado, fermenta a temperatura controlada en depósitos de acero inoxidable, con un reposo final en el mismo depósito con sus lías finas de 1 mes.

A la Vista: Presenta un bonito color frambuesa, con reflejos violáceos. De capa media. Limpio y brillante.

En Nariz: Nariz fresca y muy afrutada con una explosión de frutas rojas (grosellas, frambuesas y fresas silvestres) y recuerdos de golosinas.

En Boca: Entrada suave y fresca en boca, con un paso sedoso y redondo. Buenas notas de fruta roja que dan paso a un final fresco e intenso, dejando un poso un tanto dulzón.

Es un vino que armoniza muy bien con todo tipo de entrantes, ensaladas, platos de verdura, arroces, platos de pasta, embutidos y quesos suaves.

OTAZU – Chardonnay

Variedades: 100% Chardonnay. – D.O. Navarra.

Grado de Alcohol: 13,5% vol.

Temperatura de Servicio: recomendamos servir entre 6 – 9ºC.

Otazu – Chardonnay es un vino blanco elaborado con la variedad 100% Chardonnay procedente de diferentes parcelas de suelos gravosos del Señorío de Otazu. Vendimia separada y seleccionada en cada una de las parcelas. Se realiza un desfangado estático al mosto que posteriormente fermenta en depósitos de acero inoxidable a temperatura siempre controlada para mantener toda la personalidad y características de esta variedad. Ligera crianza posterior de 3 meses sobre sus lías finas en el mismo depósito.

A la Vista: Presenta un bonito color amarillo limón, con reflejos verdosos. Limpio y brillante.

En Nariz: Nariz fresca e intensa, con abundante presencia de fruta blanca como pera y manzana y destacadas notas florares.

En Boca: En boca es fresco, untuoso y con volumen, con destacadas notas de fruta blanca y con un buen final que deja un poso muy fresco y frutal.

Es un vino ideal para acompañar con todo tipo de pescados, mariscos y moluscos. También con blancas, pastas no muy condimentadas, ensaladas y verduras, arroces, foie y quesos frescos de oveja, vaca y cabra.

PAGO DE OTAZU – Chardonnay

Variedades: 100% Chardonnay.

Grado de Alcohol: 13,5% vol.

Temperatura de Servicio: recomendamos servir entre 8 – 11ºC.

Este Pago de Otazu-Chardonnay es un elegante vino blanco con ‘D.O.P Pago’ elaborado con uvas seleccionadas de la variedad Chardonnay de parcelas también seleccionadas del Pago Otazu. Vendimia manual con doble selección en cajas de 12 kg. Fermentación alcohólica en barricas de roble francés de distintos bosques a una temperatura de 16ºC y crianza posterior de otros 6 meses en barricas de roble francés, (60% barrica nueva y 40% de un uso), con ‘batonnage’ semanal de las lías. Posteriormente permanece en botella durante un mínimo de 18 meses en la cava de la bodega antes de salir al mercado.

Su limitada producción, que no suele superar las 6.000 botellas, lo convierten en una pequeña joya navarra.

A la Vista: Presenta un bonito y brillante color amarillo paja, con reflejos verdosos. Limpio y vivaz.

En Nariz: En nariz presenta complejos aromas florales y de fruta fresca, con suaves toques cítricos y especiados.

En Boca: En boca manifiesta igualmente esa complejidad de sabores. Buena acidez sin perder equilibrio, fresco y glicérico, con un elegante final muy largo y sedoso.

Elegante vino blanco que acompaña a la perfección pescados a la brasa, mariscos y pescados grasos. También carnes blancas, ibéricos, arroces, foie, quesos y verduras parrilla.

PAGO DE OTAZU – Tinto

Variedades: 65% Merlot, 35% Cabernet Sauvignon.

Grado de Alcohol: 15% vol.

Temperatura de Servicio: recomendamos servir entre 13 – 15ºC.

Este Pago de Otazu-Tinto es un perfecto ‘coupage’ navarro elaborado con uvas seleccionadas de las variedades Merlot y Cabernet Sauvignon procedentes del Pago de Otazu. Vendimia manual con doble selección en cajas de 12 kilogramos. Criomaceración durante 7 días a 5ºC previa a la fermentación alcohólica que se realiza en pequeños depósitos de hormigón de 40 hectolitros, seguida por una fermentación maloláctica en barricas de roble francés. Posteriormente tiene una crianza combinada en barrica nueva y usada durante un mínimo de 18 meses.

A la Vista: Presenta un hermoso color rojo cereza-picota, con ribetes violáceos. De capa alta, muy limpio y brillante.

En Nariz: Nariz compleja dominada por abundante fruta roja y negra, como grosellas y zarzamoras, con suaves y elegantes toques tostados y especiados.

En Boca: Entrada suave en boca, con un recorrido aterciopelado y complejo donde abunda la fruta madura y notas especiadas. Taninos suaves, buen equilibrio y un final elegante y fresco, largo y persistente.

Buen vino tinto que armoniza perfectamente con todo tipo de asados y carnes a la brasa o parrilla. También con carnes de caza menor, así como con embutidos, patés y todo tipo de quesos.

OTAZU PREMIUM CUVEÉ

Variedades: Tempranillo, Cabernet Sauvignon y Merlot. – D.O. Navarra.

Grado de Alcohol: 15% vol.

Temperatura de Servicio: recomendamos servir entre 13 – 15ºC.

Este OTAZU-Premium Cuveé, se trata de un buen ‘coupage’ elaborado con con uvas seleccionadas de las variedades Tempranillo, Cabernet Sauvignon y Merlot de diferentes parcelas de la finca Señorío de Otazu. Vendimia por separado de cada una de las variedades y elaboración tradicional también por separado. Fermentación a 26ºC para mantener los aromas varietales. Realización del ’coupage’ y posterior crianza de 12-14 meses en barrica de roble francés de diferentes bosques para luego pasar otros 14 meses más en botella.

A la Vista: Presenta un bonito color rojo cereza con ribetes granate, y capa media-alta. Limpio y brillante.

En Nariz: En nariz muestra intensos aromas de fruta negra, con notas de especias dulces (clavo y canela) y suaves matices balsámicos.

En Boca: Amable en boca, con una entrada golosa y fresca, y un paso firme y equilibrado y con un final elegante marcado por su carácter frutal.

Sin duda es un vino tinto que armoniza perfectamente bien con carnes rojas, carnes de caza, asados y estofados de carne; pero también con pescados grasos como el atún y con ahumados, así como con embutidos y quesos. Incluso con postres de chocolate

OTAZU – ALTAR

Variedades: 100% Cabernet Sauvignon.

Grado de Alcohol: 15% vol.

Temperatura de Servicio: recomendamos servir entre 13 – 15ºC.

Dicen en la bodega que seguramente este OTAZU-ALTAR es uno de los vinos más complejos de Otazu y también uno de los que ha recibido mejores valoraciones a lo largo de su historia. Está elaborado íntegramente con Cabernet Sauvignon de diferentes parcelas de la bodega. Vendimia manual por separado de cada una de las parcelas. Previo a la fermentación se hace una maceración en frío a 8ºC durante una semana. Fermentación maloláctica con lías finas en barricas de roble francés y posterior envejecimiento mínimo de 18 meses en barricas de roble francés de Allier, (70% nuevas-30% en uso). Posteriormente permanece durante unos 9 años en botella antes de su salida al mercado.

A la Vista: Presenta intenso color granate oscuro con ribetes rubí. Destaca su gran capa. Limpio y brillante.

En Nariz: Nariz muy intensa y compleja. Aromas de fruta negra confitada, (arándanos, moras, ciruela negra), con notas de trufa, cedro y hoja de tabaco.

En Boca: Muy buena estructura y equilibrio en boca. Taninos muy finos y bien integrados, con un paso firme, elegante y amplio y un final muy largo.

Elegante vino tinto, ideal para acompañar con carnes rojas maduradas, caza mayor, asados de cordero, cabrito y cochinillo. También con ibéricos y quesos curados.

VITRAL DE OTAZU

Sin haber probado ninguna de las añadas que ya han salido y casi sin verlo de cerca, sí que quiero igualmente comentar algo de este vino, porque me llamó poderosamente la atención la gran ‘EXCLUSIVIDAD’ que manifiesta este vino, por diferentes motivos.

Se trata de un vino de limitadísima producción en cada añada en la que se elabora, pero con miras de elaboración a muy largo plazo, 30 años. Está creado con una gran selección de uvas procedentes únicamente de dos parcelas singulares de Cabernet Sauvignon y Merlot.

Realmente es un proyecto que llama la atención y resulta ciertamente interesante, cuya añada inicial comenzó en el año 2013 y cada añada posterior irá acompañada por una etiqueta y una caja cuyo diseño triangular es una obra ideada y creada por el artista venezolano Carlos Cruz-Díez (1923-2019). El conjunto de estas cajas triangulares en las posteriores treinta añadas hasta llegar al año 2042 formarán la obra completa titulada “Cromointerferencia” con una intensa mezcla de colores que, dependiendo de la distancia desde donde se observe, es capaz de crear múltiples interferencias en el colorido.

Un vino, como decimos exclusivo, que está envejecido con una crianza mínima de hasta tres años en barrica de roble francés, dependiendo de lo que necesite cada añada, y que posteriormente tendrá un reposo de otros tres años en botella. Sin duda ninguna, este vino es y será una verdadera joya para los coleccionistas, pero que tendrán que esperar casi hasta el año 2050 para poder tener la colección completa……. ¡¡¡CASI NADA!!!

 

NUESTRO COMENTARIO FINAL COMO RESUMEN:

Si consideramos que el mundo del vino, desde que se planta la vid hasta que se bebe, es un arte, creo que en Otazu elevan el término a su máxima expresión, porque desde que entras en esta finca solo respiras y sorbes arte de la buena.

Pero sin dejar de ser una hermosa bodega, (que lo es), que elabora buenos vinos, (que lo son) y en la que todo es puro ARTE, Otazu también se caracteriza por ser un destino enoturístico de primer nivel; por eso cada año y de la mano de su Responsable de Enoturismo Iker Andrés, trata de superarse para poder ofrecer al visitante propuestas novedosas y diferentes en este marco tan especial que conforman los viñedos y la bodega.

Es por eso que Otazu es un lugar ideal para disfrutar de una escapada y descubrir su terruño, la Fundación Otazu, sus instalaciones y sus vinos. Un recorrido por el Señorío Otazu y sus más de setecientos años de la historia, del fruto de sus tierras como hilo conductor de una tradición que lleva desde la elaboración de vinos para los reyes durante la Edad Media hasta el arte contemporáneo más vanguardista. Las visitas y eventos están diseñados a medida con un eje denominador de entrelazar vino y arte. No es de extrañar el por qué Otazu fue reconocida por la Asociación Española de Ciudades del Vino (ACEVIN) en los V Premios de Enoturismo ‘Ruta del Vino de España’ en 2020 como Mejor Bodega Abierta al Turismo, “por ser una Bodega que sitúa el mundo del vino al mismo nivel cultural que las grandes obras de arte contemporáneo y plasmar, de manera rotunda, la unión del vino con la historia, la naturaleza y el arte”.

La visita ‘Señorío de Otazu’, (totalmente recomendable), es la que nosotros hicimos y seguramente es la experiencia más completa que ofrece Otazu. Consta de un recorrido de casi 3 horas por el paraje que alberga la Bodega. Se atraviesa el histórico Señorío de Otazu, edificado en la Edad Media, donde a la vez se visita la Iglesia Románica del siglo XII, la Torre Palomar (s.XIV) y el Palacio de Otazu (s.XVI). En los jardines, se puede apreciar la colección de esculturas de artistas de renombre internacional, algunas especialmente ideadas para este espacio.

El recorrido continúa por el antiguo edificio de la Bodega del siglo XIX convertido en el actual Museo del Vino, sin olvidar los espacios de arte contemporáneo de la Fundación Otazu, galardonada con el Premio “A” al Coleccionismo-2020 por la Fundación ARCO. El paseo finaliza en las nuevas instalaciones de la Bodega, donde, como ya comentamos, destaca la importante sala de barricas, conocida como ‘la Catedral del Vino’, (obra del arquitecto Jaime Gaztelu y símbolo reconocible de Otazu). La visita termina con una cata de algunos de sus vinos, cada uno maridado con un pintxo con los mejores productos de la zona.

Pero disponen de otras experiencias, igualmente recomendables que se adaptan a los gustos de los visitantes y que también se pueden elegir. Por ejemplo:

  • “El sonido del Vino”. “Una experiencia única donde se puede descubrir la interconexión entre los diferentes sentidos a través de una cata en un viaje sonoro compuesto exclusivamente para los vinos de Otazu”.
  • “Juega a ser enólogo”. “Es posible que sea una de las actividades más exclusivas de Otazu. Pensada para grupos entre 10 y 20 personas, donde los participantes descubrirán los secretos de las catas de vinos y qué puede aportar cada variedad en el ensamblaje de un gran vino”.
  • “La vendimia”. “Otra de las experiencias de enoturismo que, en este caso, solo se hace en septiembre y octubre coincidiendo con la época de vendimia. Aquí, uno podrá hacer su propia vendimia guiado por verdaderos expertos. Se recogerán las uvas a mano y se elaborará un mosto, además de visitar la bodega”.
  • “Otazu Private Cellar”. “En esta experiencia se crea un vino propio, participando en la elaboración de una barrica privada de 225 litros, que corresponde a 300 botellas y que se suele hacer con grupos de amigos que comparten afición y gusto por el vino”.

Como se ve, hay mucho y muy bueno para elegir y poder disfrutar de este lugar tan bonito y de esta bodega, que estamos seguros no dejará indiferente a nadie y cuando al final nos estamos yendo, ya parece que estamos deseando volver.

CRDKEN – JMQ

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