Con muy buen tiempo, buenos amigos, buenas viandas y vinos más que decentes, ¿Qué más se puede pedir?….. Pues eso: A DISFRUTAR.
PRADOREY BLANCO-2022.- Aunque la Bodega PradoRey está en Gumiel de Mercado, este blanco con barrica no es un Ribera del Duero, sino que lo sacan como Vino de la Tierra de Castilla y León, porque está elaborado con uva Verdejo y pequeñas cantidades de otras variedades blancas, (Albarín, Viognier y me da la impresión que lleva también algo de Godello). Fermentado en Hormigón, tiene luego un paso por barrica francesa y americana de 5 meses. Mucha fruta de hueso y blanca con notas de vainilla. Mantiene la elegancia de los vinos de PradoRey y es muy gastronómico con un largo final.
LAGAR DE ISILLA – Rosado.- La Bodega familiar, El Lagar de Isilla (La Vid-Burgos), elabora este “CLARETE”, (como les gusta llamarlo a ellos), con una sutil mezcla de uvas Tempranillo y Albillo Mayor (83% – 13%), para conseguir este vino brillante con buenos aromas de fresas y muy floral. Boca cálida y sedosa con una fresca acidez y muy buen final.
ABADIA SAN QUIRCE – Crianza 2015.- Elaborado en Gumiel de Izán por Bodegas Imperiales con uvas Tempranillo y, como se puede ver en el sello de la botella, fue premiado en 2017 con la “Medalla Gran Oro” en el Mundial de Tempranillos españoles celebrado en Londres. Aguanta muy bien el paso del tiempo y conserva un bonito color burdeos. Vino sabroso con fruta negra muy madura y toques tostados, con un final todavía largo y un retrogusto que seduce al paladar que le ha proporcionado su buena elaboración y sus más de 14 meses en barrica. Seguramente ya no será fácil de encontrar en el mercado, pero está muy bueno.
NUBORI-Vendimia Seleccionada – Rva-2012.- En la riojana localidad de Alfaro elaboró Bodegas Nubori este Reserva-2012 con uvas Tempranillo y algo de Garnacha y Graciano. Es una Edición Limitada que salió de la selección de 120 barricas de las que se embotellaron 36.000 botellas numeradas. Crianza de 18 meses en barrica francesa y otros 18 meses en botella, (más los 8 años que ha reposado en mi bodega), para resultar un vino poco complejo y fácil de beber que sigue estando bueno, pero que ya transita por su recta final, porque aunque está sabroso, ha perdido ya parte de sus aromas, con mejor entrada que final. Eso sí, su botella y su etiqueta siguen siendo de lo más elegante y atractivo de esta tradicional bodega riojana.